Ante los sucesos acaecidos durante estos días, especialmente en la ciudad de Quito, no puedo dejar de expresar mi opinión. Preocupado por la incidencia que esta acción ha tenido sobre la ciudad, física y moralmente.
¿Qué nos pasa quiteños? No se ve en el futuro un candidato presidencial quiteño importante que asuma el liderazgo en la ciudad y el país, no tenemos un liderazgo en la Alcaldía de Quito.
No debemos ser ingenuos cuando lo que ha sucedido es el resultado de una planificación bien hecha.
En primer lugar, está el sector indígena, que tiene sus justas aspiraciones para reivindicar sus postergados derechos, se mezclaron personas inescrupulosas y violentas que produjeron los desmanes. ¿Qué previsión hizo el Gobierno y el municipio para proteger, por ejemplo, el Centro Histórico, una perla única en el mundo? Reconstruir lo dañado va a costar, pero se puede hacer, pero revitalizar la baja moral de los quiteños es un problema grave para esta ciudad y el país.
Esta maniobra política, manejada desde el exterior por todo lo que se llama el “correísmo” y sus 10 años fatídicos gobernando el país, no puede tener un solo milímetro de espacio. Pienso que el Gobierno Nacional y el Municipio de Quito tienen que tomar todas las medidas del caso para sancionar, ejemplarmente, a todos los que han intervenido e inclusive hasta cobrarles los daños hechos.
Yo pido a los ciudadanos de Quito, especialmente a la clase intelectual, a las universidades, a los medios de comunicación, a las Cámaras, organizaciones sociales y grupos femeninos, que nos reunamos, no para hablar, sino para concretar sobre qué debemos hacer los quiteños para sacar adelante nuestra ciudad.
Quito es Luz de América. Quito gritó por su independencia un 10 de Agosto de 1809. ¿Por qué estamos tan golpeados ahora?
Como exalcalde de Quito y un hombre que quiere a su ciudad, apelo a su conciencia para reunirnos y, sin tiempo a divagaciones, plantear decisiones concretas sobre lo que debemos hacer los quiteños.