Es indispensable que se conozca nuestro pasado como nación, nuestras raíces históricas, la magnanimidad y lucha de nuestros héroes, acompañados de identidad y tradiciones propias; la geografía territorial fue marcada por conquistas de segmentos humanos poderosos; que imponían su voluntad, que llegaron de un lejano país, tratando de someter a los auténticos dueños de estas tierras circunscritas en nuestro territorio. Apareció entonces un selecto grupo de líderes indígenas, idealistas e ilustrados que lucharon con determinación para recuperar su libertad y derechos.
Este es el caso emblemático del mestizo el gran indio quiteño, valiente, precursor y soñador de la libertad americana: Francisco Xavier Eugenio de Santa Cruz y Espejo. Justamente en sus escritos y obras contestatarias a las autoridades españolas, impactaron en grupos de patriotas, discípulos y élites criollas, que fortalecieron el proceso independentista. Posteriormente, integraron la primera Junta Soberana de Quito; redactaron el acta de independencia, creando las condiciones para un episodio político revolucionario que sería ejecutado durante la madrugada del 10 de agosto de 1809. La ciudad amaneció en alegría plena, con repiques de sonoras campanas, aires marciales y entusiasmo general, rompiendo el alba anunciaba el primer día de libertad: “Quito, Luz de América”, constituyéndose en la primera ciudad que ocasionó la ruptura de la autoridad colonial y se reveló contra España deponiendo su gobierno. Quito, se instauraría como símbolo que irradió la voluntad y exaltación en todas las colonias hispanoamericanas. Así, designarían autoridades locales para dirigir el nuevo gobierno con la posibilidad de enfrentar la reacción española. Pocos días después, el criterio aparentemente unánime de los cabecillas de la revolución se resquebrajó y dio motivo a evidentes disensos que rompieron lo esencial del pensamiento y acción.
La cimiente que sembró Espejo, dio los frutos proyectados: la dominante autoridad española fue vulnerada y arrasada. La revolución quiteña abrigó el legado de nuestros valientes héroes interpretando: América libre y pensadora.