Son los hijos de los miles de migrantes que salieron en búsqueda de mejores oportunidades y de los ecuatorianos que se quedaron a forjar lucha en nuestro país, pese a la fuerte crisis financiera de 1999. Son los jóvenes que de pequeños prestaron oídos a todas las historias de sus padres, con las que formaron un precedente y desconfiaron de su gobierno, tras una serie de presidentes populistas y en algunos casos oportunistas. Con todo esto, dicha generación en sus intentos de formar su propia ideología busca omitir los errores cometidos en el pasado. Son quienes ahora, por primera vez—después de varios años sin ocurrir un incidente igual—conocen de primera mano lo que es un paro nacional y todo lo que con él trae, no solo los disturbios y la paralización de las actividades, sino también el aumento de prejuicios raciales.
Denisse Abigail Díaz Castellanos