Es una frase que apareció en las redes sociales en días pasados. Consigo pretendió traer de vuelta la época de conflicto, la lucha de clases, la envidia, el resentimiento, sentimientos propios del socialismo. A través de esa frase se pretendió atacar a un Ministro de Estado por la compra de un vehículo de alta gama; ante las críticas el funcionario justificó la procedencia del dinero y el tema quedó resuelto.
Al analizar esa frase “los gobernantes deben parecerse a su pueblo” surgen ciertas interrogantes, pues entre 2007 y 2017 la mayoría de la población del Ecuador no nos parecíamos al gobernante de aquel entonces, pues a los ciudadanos nos caracterizan valores como el respeto, la solidaridad, la honestidad; no la prepotencia, la chabacanería, el insulto, el ataque a las libertades, etc. Vale aclarar que el ciudadano común no utiliza el sistema judicial para hacer fortuna, a costa de los adversarios políticos, reclamando indemnizaciones por demás ilegítimas.
Me pregunto si tendrá sentido la frase de “Los gobernantes deben parecerse a su pueblo” o será otro disparate del que sabemos.
Ecuador está viviendo una transformación sobre todo en temas de gestión y transparencia, pues salen a la luz las “travesuras” que estaban ocultas durante diez años y quien las mencionaba corría el riesgo de ir a la cárcel.