Para los feriados forzados les recomiendo el tour “Pesadilla salvaje en el trole”, es bueno, bonito y barato. Este es el itinerario: usted llega y un zombie le cambia las monedas.
Mientras espera, la parada se sigue llenando hasta que no cabe un alfiler. Arriba el esperado trole y la muchedumbre, muy de prisa, le traslada en hombros hacia el interior, le botan en la puerta y enseguida siente que unas manos invisibles le hacen un cacheo, si logra pasar un poco más allá, se encuentra a un grupo de magos que hacen que lo que lleva en sus bolsillos desaparezca sin que sienta, otros dan masajes gratuitos a señoras.
Da unos pasos más y con sorpresa mira que todos los hombres que van sentados han recibido una dosis de somníferos, se duermen instantáneamente cuando ven a una señora con niño o a un anciano. De pronto, entre la multitud se escucha una voz que pide dinero para hacerse una tomografía en los dientes. Mientras todo esto pasa usted disfruta del calor de un buen sauna, solo que ahí no huele a eucalipto sino a algo indescriptible. Me pregunto ¿sería este mismo trole en el que viajó el Alcalde, tiempo atrás? La respuesta la tiene usted.