¿Epopeya del descubrimiento
En tiempos de miedo, incertidumbre, crímenes sin resolver, corrupción, tensiones y confrontación luego de las votaciones, existe una fecha semi olvidada, que seguramente pasa desapercibida para el gran colectivo ciudadano: el 12 de febrero, 499 aniversario del descubrimiento del río Amazonas.
La travesía de Francisco de Orellana desde Guayaquil para reunirse con Gonzalo Pizarro, estuvo motivada por el afán de encontrar El Dorado, lugar mítico en el cual según leyendas nativas, abundaba el oro, y el ‘País de la Canela’, sitio rico en especerías que también despertaba la avidez de los españoles. La expedición, compuesta por españoles y miles de aborígenes porteadores, conjuntamente con pertrechos, acémilas y animales domésticos, partió desde Quito y se dirigió hacia el este, atravesando la cordillera andina. Resulta hoy inimaginable la serie de peripecias y penurias que pasaron los exploradores en su empresa. El descenso desde la Sierra hacia el Oriente, el terreno agreste, la enmarañada vegetación selvática, las adversas condiciones climáticas, el hambre y la presencia de insectos y alimañas, mermaron ostensiblemente el número de expedicionarios que murieron y como factor adicional, el ataque de pobladores hostiles a lo largo de la ruta, entre los cuales creyeron ver o reconocer a mujeres guerreras, comparándolas con las legendarias amazonas de la mitología griega.
Luego de la decisión consensuada de que Orellana prosiguiera el viaje por vía fluvial a través de los ríos Coca y Napo, un 12 de febrero de 1542, llegaron a un “mar de agua dulce” al que bautizaron como río de las Amazonas, navegando por él hasta desembocar en el océano Atlántico. La posterior llegada a España de Orellana y su trágico retorno para tomar posesión de la Nueva Andalucía.