No me refiero a la novela de Constantin Virgil Gheorghiu, ni a la película protagonizada por Anthony Quinn y Virna Lisi.
Es la hora 25, la hora en la cual, finalmente a varios barrios cercanos a Nayón, se nos re estableció el servicio de energía eléctrica.
Durante el gran aguacero del jueves 7 de marzo, se produjo un corte de energía, que afectó a Chimbatola, Altos de Huayraloma, Santander entre otros barrios en las cercanías de Nayón.
Los llamados a la Empresa Eléctrica Quito y al 911 no surtieron efecto. Personalmente recurrí a las redes sociales, donde me pidieron que me comunique por Whatsapp, y así lo hice en al menos 10 veces.
El teléfono de la EEQ, informaba el lugar en el que se encontraba la llamada, que siempre era de al menos 11 turnos. Media hora esperando en la línea, y nunca pude hablar con un ser humano. El Señor del Whatsapp, muy gentil, solo indicaba que el daño estaba reportado y que pronto el equipo de reparaciones acudiría al lugar. Lo mismo decía el 911. Pasaron las horas y no recibíamos ayuda. Finalmente el viernes 8 en horas de la tarde, cuando mi esposa y yo, salíamos desesperados a buscar un sitio para cargar el celular y bolsas de hielo para la refrigeradora, para preservar los alimentos, apareció el camión de la EEQ para arreglar el daño.
La reparación duró exactamente, 4 minutos. Los señores del camión a quién agradezco su amabilidad, nos indicaron que tenían al menos 18 reportes que atender y por eso la demora en llegar a nuestro sitio. Así llegamos a la hora 25 sin energía eléctrica en la parroquia de Nayón, a tan solo 4 kilómetros lineales de la capital y en un país que iba a exportar energía.