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Diálogo socrático

Un discípulo llegó muy agitado a la casa de Socrátes y le dijo: “Maestro quiero contarte como un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia, el filósofo le interrumpió diciendo, ya hiciste pasar a través de los tres filtros lo que me vas a decir?, ¿los tres filtros?, sí replicó el filósofo, el primer filtro es la verdad, ¿ya examinaste cuidadosamente si lo que me quieres decir, es verdadero en todos sus puntos?, no lo oí decir a unos vecinos, pero al menos lo habrás hecho pasar por el segundo filtro que es la bondad?, lo que me quieres decir es bueno?, no en realidad al contrario, entonces vamos al último filtro, es necesario que me cuentes eso?, para ser sincero no, entonces sonrió el sabio, si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido”.

El ser humano es por naturaleza gregario, desde siempre ha estado interesado en saber lo que ocurre en su entorno, dando lugar esta circunstancia a la difusión de conceptos y testimonios, que en muchas ocasiones son altruistas y veraces, pero también en otras son lo contrario. En la actualidad con el uso masivo de las redes sociales, lo acotado, tiene un cariz demasiado importante como para soslayarlo, se dice de todo, sin una mínima autocensura que determine la conveniencia de publicar contenidos, de acuerdo con los parámetros éticos y morales en la conciencia y entendimiento de la mayoría de la gente, por lo que con frecuencia de forma deliberada o no, damos pábulo a que se divulguen chismes, calumnias y difamaciones contra personas, instituciones, entidades religiosas, colectivos sociales, etc., con afán de desprestigiar y causar daño a la honra ajena, tan graves pueden llegar a ser estos infundios, que es necesario recurrir a la justicia.

Cuando tengamos la tentación de hablar mal de alguien y si queremos hacer buen uso de los medios y de las redes sociales, no olvidemos con antelación, someternos al escrutinio del método Socrático de los tres filtros.