Somos quiteños de cepa, desde mis tatarabuelos de lado y lado. Amamos a Quito con verdadera unción, lo vimos crecer muy rápidamente, fuera de toda norma urbana y siendo un arquitecto jubilado, que ha hecho obras en todo el Ecuador y en el exterior, con todo respeto para con mis conciudadanos, me permito hacer algunos comentarios acerca del devenir municipal de Quito.
Los nacidos en Quito somos, actualmente minoría, esto lo dicen estudios realizados por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de la cual fui profesor por cuarenta y siete años; por tanto, hablo con conocimiento de causa.
En los años pasados, los quiteños, con enorme generosidad, elegimos a distinguidos ciudadanos provincianos, pero con enorme amor por Quito, tal el caso de Don Jaime del Castillo, Don Rodrigo Paz, hombres que dieron todo por Quito y fueron responsables de muy buenas obras; a ellos los acompañaron concejales de gran amor por Quito. Lamentablemente las leyes cambiaron y actualmente los alcaldes y concejales deben ser elegidos mediante el respaldo de partidos políticos. El resultado no ha sido favorable, una gran mayoría de ediles ha tomado sus funciones de concejales como un trampolín para sus buenas o malas ambiciones políticas. La ciudad y su desarrollo planificado, poco importa. Los resultados están visibles: ninguna dependencia municipal funciona correctamente, el Concejo Municipal, está más preocupado de las discusiones políticas de sus ediles y el señor alcalde: debe tener otros intereses, pero la ciudad se debate en medio de un total desorden, llena de basura, obritas sin eficiente control y ordenamiento. En realidad: parecería que Quito no tiene autoridades municipales.
Señor alcalde, señores concejales: la ciudad que a mucha honra ostenta el título de Patrimonio de la Humanidad necesita del generoso esfuerzo de todos vosotros; por favor, analicen los graves problemas que tenemos y pongan en manos de especialistas en cada una de las materias y no de los compadres de turno.
Quiteños: debemos defender a Quito y exigir los correctivos que son urgentes, sino lo hacemos, seremos corresponsables del desastre que ya lo estamos viviendo.