De Riobamba al Vaticano

Quiero exaltar a un hombre, a una estampa de señor; a un caballero humilde, a una vocación para Dios. Saludo al joven seminarista, al sacerdote ministerial, al obispo, al arzobispo; al Cardenal de la nación. Me cuadro muy reverente ante el obispo castrense de las gloriosas Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional. A quien, en ese ministerio, de ellos aprendió tanto: sinceridad, disciplina y honor, sirviendo a la familia uniformada.

Mi respeto y admiración al riobambeño muy noble y leal, devoto de la Virgen del Carmen y de su Santo Rosario. Mi venia y mi diplomacia a un ejemplo de vocación, a quien nos aconsejó siempre amar y ser fieles al Señor. Mi homenaje al gran hombre suscitado por nuestro Dios, como pastor y guía espiritual del pueblo del Ecuador. Mi admiración profunda a su gran intelectualidad, a sus valores espirituales y humanos; y carismática personalidad. Al destacado miembro del Colegio Cardenalicio; de Riobamba al Vaticano para Mayor Gloria de Dios. Gratitud y nostalgias para nuestro Señor Cardenal que acude a su encuentro con Dios, con sus talentos multiplicados. La patria hoy triste despide a su quinto Cardenal; su Eminencia Raúl Vela Chiriboga, por su país y el mundo él ruegue. QDDG.