Las universidades, las Fuerzas Armadas, el Gobierno, la Asamblea, el Poder Judicial, los hospitales del Seguro, bajo el imperio de un grupo de vagos que considerándose dueños de la Nación se han dedicado al tráfico ilegal de las medicinas, perjudicando al Estado en miles de dólares. Todas estas instituciones invadidas por la corrupción, los ferrocarriles no podían ser la excepción. El Liquidador de la empresa ferroviaria, Sr. Pinoargoti, con mucha “precaución” nos comunica que ocho vagones han desaparecido.
Preguntamos: ¿Señor liquidador, puso ya la denuncia del hecho ante las autoridades? ¿Quién ordeno la movilización de los vagones? ¿Los vagones no se movieron solos, cual fue la máquina que los remolcó? Alguien en los talleres de Riobamba debe saber este detalle. Cuál fue el equipo: ¿maquinista, fogonero, brequero, que opero este tren? Es obvio que el Sr. Pinoargoti sabe más de lo que dice. Las autoridades de Quito y Riobamba deberían estar trabajando en el esclarecimiento de esta aparente misteriosa desaparición de vagones.
La Señora Vicepresidenta de la Nación con su periplo por Europa, lo único que ha hecho es demostrarnos su elevado sentido del oportunismo, ya que después de esta no tiene otra. Se ve a las claras que a ella le importa un bledo que el país agonice en medio de la descomunal miseria causada por la inmoralidad e irresponsabilidad de sus gobernantes. Dice que el Estado se ahorró el 70% en los costos del viaje, pero se gastó el 30% de un dinero que no existe ya que el Gobierno se mantiene por obra y gracia de los préstamos que obtiene bajo términos leoninos. ¿Es así como se “juegan la vida” nuestras autoridades para sacar a la Nación del miasma crapuloso en que se ahoga? ¿Hasta cuándo padre Almeida?