Hace días atrás veía y analizaba un video donde Vito Muñoz en una charla con jóvenes expresaba tácitamente que al honesto, se lo busca, se lo respeta, se lo tiene en alta estima, los bancos le prestan plata, etc.
Quienes me conocen saben que apoyé al ex gobernante Rafael Correa Delgado, en sus primeros años de gobierno, al igual que el 85% de la población ecuatoriana, es decir, 8 de cada 10 personas apoyamos en algún momento al ex presidente; tanto así que el actual Primer Mandatario del Ecuador, en su primera campaña admitía que Correa había realizado un buen gobierno, pero tenía que existir alternabilidad en el poder.
Con el pasar del tiempo nos dimos cuenta que el egocentrismo, narcisismo y la megalomanía de Rafael lo harían cometer los innumerables errores que cometió , tanto en lo político como en lo económico, lo combatimos con altura y con modestos conocimientos en economía; lamentablemente ese mismo lapso nos dio la razón, ya que, fueron apareciendo los casos de corrupción de sus funcionarios más cercanos, la intromisión en la justicia, la persecución a los opositores, en fin, un sin fin de execrables errores.
Incluso el reconocido periodista Carlos Vera dio un fuerte espaldarazo a la candidatura del joven líder, recordarán que fue el quien presentó en vivo y en directo a nivel nacional, en el noticiero matutino de Ecuavisa, la carta donde el empresario Álvaro Noboa, pedía que se declarada interdicto a su ya fallecido padre, el también empresario Luis Noboa Naranjo, muchos opinan que Vera hizo presidente a Correa.
También mi padre, quien en vida fue el Econ. Ab. Gustavo Cedeño Arcentales Mgs.; en los primeros años apoyó a Rafael y al igual que yo, se fijó en toda la clase de errores que la historia demostró ser ciertos.
En la segunda campaña por la Presidencia de Guillermo Lasso Mendoza, mi papá se afilió al movimiento Creo. Luego del lamentable fallecimiento de mi progenitor en febrero del 2020, un alto dirigente del movimiento del actual flamante gobernante, me invito para hacer parte de la dirigencia, yo agradecí infinitamente, ese acto me conmovió, le manifieste que en enero del 2020 acepté formar parte de un movimiento político, que apoyó después la candidatura de Lasso.
Entonces no es un pecado, haber apoyado a Correa en sus inicios, como lo hicieron miles de jóvenes, activistas políticos de centro y de izquierda; para mi humilde opinión, nuestro pecado podría haber sido, quedarnos en el correísmo, nunca caímos en insultos o en epítetos de grueso calibre, incluso hay amigos fraternos, amigos del alma, que estimo y respeto en gran medida, que aún forman parte del correísmo, aunque no comparto su decisión la acato, eso es democracia.