Corroboran el desprestigio

Es realmente inconcebible que un parlamento, que se supone es un cuerpo conformado por personas escogidas entre lo más representativo de una sociedad, se empeñe, de manera tan obsesiva en corroborar un desprestigio que camina por la sociedad ecuatoriana.

El juicio político a la hoy ex Ministra de Gobierno es una verdadera vergüenza, una exposición clara de incoherencias y de banalidad intelectual: los motivos del llamado a juicio, desde el inicio no fueron más que argumentos traídos de los cabellos por personas carentes de razonamiento lógico. Esos argumentos fueron una demostración palpable de que quienes (en su mayoría) ostentan la representación popular en la Asamblea, no son merecedores de la misma. Más allá de afectos o desafectos, de simpatías o antipatías, mi protesta apunta a que analicemos quiénes conforman el parlamento, que, se entiende, es el encargado de producir las leyes que norman la convivencia de todo un país. Personas que no sean capaces de encontrar argumentos que sean contundentes para llamar a un juicio político y tras de ellos un grupo que antepone intereses electorales a la lógica que debe seguir un cuestionamiento tan serio como debe ser el de un juicio político.

Cuando se llama a un juicio político se espera escuchar exposiciones de altura, coherentes, y argumentaciones que sean contundentes, que corroboren los causales presentados para el llamamiento, pero causó mucha pena escuchar, a los mismos interpelantes, aceptar de manera explícita, que las verdaderas razones del juzgamiento estaban muy alejadas de las que plantearon en su llamamiento. Esto es no tener lógica en las actuaciones.

También causa escozor el constatar que quienes votaron por la destitución fueron incapaces de anteponer la razón a sus interese políticos, eso desdice, sobremanera, de la rectitud que debe tener un juez, político o de cualquier tipo, de quienes se espera, por lo menos, que sus actuaciones sean lógicas y coherentes con la razón.