¿Quién es en realidad el presidenciable Noboa?
Es rotundamente inaceptable que, no obstante, el repudio acumulado y cada vez más evidente en contra del correísmo, agravado por el magnicidio reciente, haya logrado obtener en los últimos comicios una votación que lo ubica en primera línea entre otras tiendas políticas, de las cuales sus candidatos presidenciales lucían notoriamente más capacitados, con una o dos excepciones.
Llama la atención que, en la provincia de Loja, en donde el correísmo ha menguado en aceptación, esta vez, su candidata a asambleísta, de quien se conoce como “mérito” relevante su viaje a Irán en compañía de otras tres asambleístas, costeado -según los medios- por el entonces asambleísta también y actualmente presidenciable Noboa, haya resultado reelecta con mayoría de votos.
Aquí “algo huele mal”, puesto que, como es de conocimiento público, se han producido irregularidades en el proceso electoral también en otras provincias. El fraude informático continúa perpetrándose por la “mano negra” de corruptos burócratas y/o de mercenarios asalariados de los politiqueros, que empieza por inducirnos a creer o aceptar cifras “truchas” que muestran las encuestas como que fueran reales, cuyo propósito es ir posicionando como potenciales triunfadores a los candidatos de la corrupción, proceso que culmina con la imposición de una farsa o fraude que cíclica e impunemente se repite.
Es de imperativa urgencia que el movimiento Construye (Lista 25) convoque a los otros grupos políticos que han sido perjudicados, a exigir al Consejo Nacional Electoral la revisión total de los escrutinios del 20 de agosto último, medida inaplazable que permitirá esclarecer las inconsistencias surgidas. Adicionalmente, es de desear que el discurso del presidenciable Noboa sea genuino, y que no haya pactado al estilo de Lasso, hipotecando su gestión y sacrificando el futuro del país, que se encuentra en el umbral del desbarrancadero.
Leonardo Cueva Piedra
Sobrepoblación y distribución territorial
Ecuador ahora mismo sufre dificultades socioeconómicas graves, inseguridad y corrupción, que imparten miedo y hambre en la sociedad, ambas provocadas por el hombre. La pregunta es ¿por qué busca su autodestrucción?, la respuesta es, por la selección natural de Darwin, producida por la sobrepoblación y la falta de recursos. El censo de 1950 arroja 2 733 859 habitantes y el del 2010 arroja 14 438 499, en 60 años la población ha crecido 5,3 veces, la tasa demográfica pasa de 3% a 1,7%. La inseguridad bajará con el control del ingreso de la droga, ahora; a largo plazo, con la atención eficiente y efectiva a la sociedad, pero la escasa disponibilidad de recursos no permite, para equiparar, no queda otra cosa que limitar el crecimiento de la población, con tasa demográfica nula, se consigue igualando la tasa de natalidad y la tasa de mortalidad. Otra causa de corrupción e inseguridad, posiblemente más severa es, la migración del campo a la ciudad, que en este período ha sido tenas, en el censo de 1950 indica que a la población urbana es de 16% y la rural 84%, en cambio en el censo del 2010, la población urbana es el 63% y la rural el 37%, en 60 años, la zona urbana ha recibido 3 754 010 habitantes de la ruralidad, mismos que han cambiado el estilo de vida de autoabastecimiento a sociedad de consumo en donde la tendencia enfermiza a la compra y la falta de ingresos, constituye caldo de cultivo para la violencia y la corrupción. El retorno al campo es urgente. En fin, las estadísticas deben servir de base para que los Gobiernos Central y Seccionales, planifiquen (no improvisen) las mejores estrategias para dar solución a los problemas socioeconómicos que nos agobian, considerando que, la verdadera causa de estas plagas son la sobrepoblación y la mala distribución territorial.
Marco A. Zurita Ríos