Interpretaciones

Dos artículos publicados en EL COMERCIO y El Telégrafo, me inducen a escribir, son dos visiones totalmente opuestas. En la primera, sin mencionarlo, se critica mordazmente el comportamiento de Correa durante su Gobierno; y, en el otro, se sigue defendiendo la “década ganada”.

En el de Valdano se señala que en forma permanente con el látigo de su ironía y el insulto fustigó a sus contradictores, dejando muy en claro que “no estaba a la altura de la alta dignidad que le confirió el pueblo”, anotando, más adelante que, lastimosamente, “los necios no cambian, (porque) persistir en su fatuidad es lo que les define” y terminando que “en el Ecuador, cada cierto tiempo revolotea la sombra de un tirano; sombra maléfica y profunda bajo la cual, ni la libertad, ni la honra, ni la democracia respirarán. Y (lo peor es que) no faltarán devotos que mantengan vivo este culto de tinieblas”.

Hermida en El Telégrafo defiende en cambio la década de inversiones y beneficios sociales y la unidad de los pueblos por medio de Unasur y la Celac, en tanto que hoy “como ha sido imposible frenar las propuestas de Argentina, Brasil, Bolivia, Venezuela y Ecuador aparece, según él, una “política antiética del desprestigio, la difamación, la maledicencia, el cultivo del odio”, pues para eso es (supuestamente) la prensa, los parlamentos y la justicia para acabar con los “movimientos progresistas”.

En el Ecuador anota: “había que buscar el desprestigio, primero del Vicepresidente. No importa la legalidad de los procedimientos, ni la razón de los procesos. Lo fundamental es la acusación”. En síntesis, critica que no hay solidaridad con el expresidente, olvidando a José Ingenieros: “hay solidaridad en una comunión de hombres cuando la dicha del mejor enorgullece a todos y la miseria del más triste llena a todos de vergüenza”.  

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