No se puede condenar los hábitos de terceros, ya que todos podemos incurrir en adicciones, pero cuando cunde alarma social debido a ciertas costumbres, que han sido y son nocivas para la salud, el Estado debe intervenir, previniendo tales hábitos dañinos para la sociedad y aunque el suscrito expresó una opinión que fue publicada en algunos medios, expresando principalmente:
“Es imprescindible que los organismos del Estado impulsen campañas de difusión, en especial por la prensa, radio y TV, tendientes a mejorar la calidad de vida de los ecuatorianos, combatiendo de manera permanente el consumo de estupefacientes, el alcohol, la ludopatía y más adicciones …”.
Cuya copia fue remitida a uno de los personeros de Gobierno, mas lamentablemente no se ha tomado nota de tal sugerencia, y así estamos espectando cómo una especie de epidemia se ha producido masivamente por ingerir alcohol, lo cual es algo recurrente, pero que no trasciende por tratarse de hechos generalmente individuales u ocasionales, pero el alcohol etílico o potable, puede fácilmente convertirse en metílico cuya toxicidad es mortal, aunque el potable también lo es, sino que la muerte es más lenta.