Texto y contexto crítico

Texto y contexto crítico es un espacio de ideas libres sobre la política nacional. Otros artículos del autor: http://bit.ly/jImbaquingo

Jorge Imbaquingo

Jorge R. Imbaquingo

Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Central. Knight Fellow Stanford University 2012. Es periodista desde hace 23 años. Colabora con el Grupo EL COMERCIO desde el 2016 como Editor de Ciudad. Actualmente ocupa el cargo de Editor Político.

Esto fue como hacer deberes el domingo por la noche

De alguna forma, verles a los asambleístas desesperados aprobando leyes tan dispares, me devuelve a esa sensación del domingo por la noche, sin tiempo, con la luz amarillenta del foco de 60 watts, y con los deberes encima. Desesperado, con una presión horrible. Realmente, pocas veces salían bien las tareas así.

Este Parlamento tuvo dos agendas legislativas marcadas como momentos clave en su administración. La primera que la marcó Elizabeth Cabezas (AP), quien reemplazó a José Serrano en la Presidencia de la Legislatura. Sobre esa agenda, el siguiente titular de la Asamblea, César Litardo (AP), se trazó la nueva hoja de ruta de leyes, que ha tenido una intermitencia de velocidad: resultado, una avalancha de leyes represadas. Así como los deberes, con la luz del foco de 60 watts del domingo por la noche, la calidad final es cuestionable.

El ejemplo más claro es el de las reformas al Código Integral Penal (COIP) para evitar la violencia digital. Solo basta darse cuenta del discurso dado por Mae Montaño (exCreo), quien fue la autora del proyecto, y quien pidió a viva voz a los asambleístas que no votaran por ese proyecto, tras los debates en la Comisión de Justicia, terminó incluyendo sanciones tan ambiguas que comprometen en el trabajo periodístico, pues termina protegiendo a los corruptos, al garantizar que las comunicaciones digitales referidas, por ejemplo, en las investigaciones de la Fiscalía no puedan ser publicadas, so pena de cárcel para quienes las publiquen.

Aun así, como no todo es absoluto, una de las leyes que se aprobaron con las justas es la de Ley Orgánica de Protección de Datos Personales. Sin una legislación previa, los datos de los ecuatorianos circulaban sin ningún control. Básicamente, la ley es un trabajo técnico que regulará el flujo y la seguridad de los datos de las personas, coordinado por la Dirección Nacional de Registro de Datos Públicos (Dinardap).

Esta normativa se aplicará en el sector privado y en el público; además tendrá efecto de extraterritorial, es decir, si una empresa extranjera recolecta datos de los ecuatorianos, estará sujeta a lo que establece esta nueva norma.

En los debates, según Lorena Naranjo, titular de la Dinardap, se eliminó de la propuesta original el llamado derecho al olvido y se rebajaron las multas para quienes mal utilicen datos personales. “El resto, que es lo técnico, lo respetaron”, asegura Naranjo.

De aquí, el trabajo legislativo pasa al Ejecutivo. Esta avalancha de seis leyes urgentes tiene que ser analizada por el Presidente de la República, que puede vetarlas parcial o completamente, aunque si no lo hace, pueden pasar directamente al Registro Oficial en 30 días. La más comprometedora es la reforma al COIP. Sería absurdo que tras el anuncio del Presidente electo, Guillermo Lasso de derogar la punitiva Ley de Comunicación, los políticos perfeccionen un atajo para que siga reinando la censura desde el ámbito penal, algo propio del totalitarismo que nos gobernó.

De absurdo en absurdo, los políticos muestran su verdadero rostro.