Las últimas dos películas del italiano Paolo Genovese le habían dejado alta la vara: una comedia que hurga en rincones tecnológicos que no podría ver tu pareja (Perfetti sconosciuti, 2016) y un drama que se pregunta qué estamos dispuestos a hacer para conseguir lo que queremos (The Place, 2017). Para no bajarse del éxito, Genovese ahora opta por intentar el salto con una comedia romántica (y que, para mayor impulso, cierra con una canción de Ultimo, uno de los artistas de pop romántico más conocidos en Italia). Hace falta ser un superhéroe para poder tener una relación duradera: esta es la premisa que Anna, pareja de Marco, ambos personajes principales, propone en una editorial para desarrollar en forma de cómic. La película, en fragmentos, nos muestra veinte años de su relación, viajando hacia adelante y a hacia atrás. El montaje es inteligente al manejar la información y no marea; más bien está ligeramente en función del tiempo como tema: ella siempre ha tenido pánico de pensar en el futuro y él, en cambio, profesor de física, piensa que el tiempo no existe, que nosotros lo podemos controlar. Pero todo esto no bastó a los guionistas, y en la parte final quizás todo se pone demasiado serio. “Yo no muero, yo quiero ser un cómic”, había dicho Anna, en una de sus huidas a planificar el futuro. Pero el tiempo pasa y, en medio de él, muchas cosas, también dolorosas. Así que, para llevar la premisa del cómic hasta sus últimas consecuencias, efectivamente, a Genovese le pareció que había que ponerse serios.
Poster de la película Supereroi. Foto: Filmaffinity