Poster de la película ‘Las niñas’ de la directora Pilar Palomero. Foto: Sensacine.com
En un contexto en el que todos quieren forzar su propia militancia en la creación ajena, en donde todos queremos colocar en cuello del otro nuestro propio pañuelo, las víctimas son obras delicadas como la primera película de Pilar Palomero. La cinta española más importante del 2020 –cuatro Goyas– refleja la vida de Celia, una niña-adolescente, en aquella edad en la que se comienza a descubrir capas nuevas en la realidad, esas que siempre traen vértigo y dolor. Sucede en un momento histórico concreto: aquellos primeros años noventa en los que convivían, por ejemplo, las primeras campañas publicitarias abiertas de preservativos, junto con la marginación a las madres solteras, todo a la sombra de las enseñanzas de las monjas del colegio. De hecho, la idea de la película surge cuando la directora-guionista lee en sus cuadernos de primaria los antiguos “dictados” de educación sexual que copiaba en clases de religión. La mirada de Palomero –y la gran cámara de la boliviana Daniela Cajías, que también ganó el Goya– acierta al no juzgar el pasado desde el presente. Simplemente lo vuelve a transitar desde la atentísima Celia –cuánta ternura transmite la pequeña Andrea Fandos– que, en el coro de la escuela, después de lo vivido, ya no quiere simplemente hacer la mímica de las canciones. Ha llegado el momento en el que, como todos nosotros, ella quiere tener su propia voz. Y para ello ha necesitado tener al menos un atisbo de conversación con su madre. Tal vez comprenderla.