Luego de que los resultados de las elecciones dejaron sin piso algunos análisis y proyecciones han corrido ríos de tinta, en los que de un modo u otro se menciona que la decisión popular ha sido una bofetada contra las “elites”, señaladas de forma genérica y sin distinciones que ayuden a identificarlas. Para empezar habría que primero dilucidar si hay una sola elite o si, por el contrario, son varias. ¿De cuál o cuáles de ellas hablamos? ¿Intelectual? ¿Económica? ¿Política? A paso seguido convendría preguntarse si éstas representan intereses concretos y uniformes o si, por el contrario, están fraccionadas al igual que la sociedad; y, en cierta forma, son portavoces de intereses o concepciones concretas sobre la administración de la cosa pública. Si tomásemos por ejemplo la intelectualidad, muy cercana al mundo académico, ¿sería justo decir que hay una sola elite y que está divorciada del populismo? ¿No recordamos acaso esa serie de supuestos pensadores y gentes de la Universidad que desfilaron, a su tiempo, por los micrófonos de los medios alabando el advenimiento de una nueva era, que sirvieron de escribas al correato y justificaron los atropellos, que han realizado piruetas para santificar el saqueo impune de los fondos públicos y que, pese a todo, aún son adalides convencidos de un proyecto que sumió a la nación en el descalabro actual?
¿No es acaso populismo rampante ese que se realiza ensalzando posiciones “garantistas” que han convertido al marco jurídico existente en un verdadero galimatías, en donde nadie sabe dónde empiezan y terminan sus derechos? ¿No han sido los iluminados salidos de la academia local los que estructuraron y defendieron un marco teórico que ha arrojado resultados penosos y que nos tiene atrapados en el inmovilismo actual? ¿No son los que hablaron de “redistribución” y que hoy constatan que su gestión provocó una concentración de capital por la cual el patrimonio de la gente común se distanció sideralmente de la riqueza acumulada por un puñado?
Precisamente al tratar de lo económico, ¿no ha habido personajes que a través de su acceso a las autoridades de turno lograron obtener inmensos beneficios, inalcanzables para la mayoría de la población? ¿Ese satélite de la elite económica actúo por interés del país o apuntaló al populismo depredador para conseguir aumentar sus fortunas? ¿En qué lugar del espectro político se los ubicaría? ¿Les importaron los atropellos, la pérdida de libertades, la mordaza impuesta a la prensa?
¿De qué elites políticas hablamos? ¿De los dirigentes sindicales aliados con el correato que salían a las marchas agarrados del brazo? ¿De una buena parte de la dirigencia indígena que se alió al populismo y que calló ante los abusos cometidos en contra de quienes se oponían al régimen, a cambio de habérseles otorgado parcelas mínimas de poder en sus regiones donde mantenían cierta influencia? ¿Se puede decir que esas elites no estaban infectadas del populismo hasta el tuétano?