Los tachos de basura de color verde ubicados en el extremo de la av. Shyris y Naciones Unidas del parque La Carolina, en el norte, estaban ayer repletos de botellas, fundas plásticas, envolturas, paletas. Estos y otros desperdicios son material reciclable. Según el programa de las 3R (reduce, reusa y recicla), que se presentó el sábado pasado, en estos tachos debe depositarse solo basura orgánica.
Mateo Ordóñez, de 7 años, arrojó en uno de estos tachos, que tenía el logotipo de la campaña, el vaso plástico en el que bebió un granizado. Su madre Blanca Martínez desconocía que en cuatro puntos del parque (Mundo Juvenil, Cruz del Papa, Jardín Botánico y Mini Complejo Deportivo), hay tachos diferenciados para clasificar la basura.
En los amarillos se depositan envases plásticos y enlatados y en los azules, papel y cartón. “Es una buena iniciativa, pero deberían poner tachos específicos en todo el parque. Nosotros estamos de pasada y no vamos a regresarnos para botar la basura”.
Similar opinión tuvo Kléber Andrade, quien trota todos los domingos allí. Para él se debería colocar más tachos en los lugares donde se concentra la gente a hacer deportes. Es allí donde se consume más y genera desperdicios.
Fuera de los cuatro puntos de acopio del material reciclable, el programa de las 3R no tuvo mayor eco en los visitantes ni en los vendedores. Carlos Sagasti, gerente de la Empresa Pública Metropolitana de Aseo (Emaseo), indicó que se capacitó a cerca de 200 comerciantes del parque para que separen la basura.
Sin embargo, en todas las carpas, carretas y quioscos había solo un tacho en el cual se depositaba todo tipo de basura. Por ejemplo, en el puesto de Lucila Chicaiza, vendedora de ensaladas de frutas y cebichochos, el tacho estaba repleto de cáscaras, vasos, platos y sorbetes. Ella explicó que al final de la jornada clasificaría los desperdicios para botarlos en los tachos diferenciados.
El sábado, La Carolina fue designado el primer parque verde de Quito; sin embargo, ayer la basura estaba desperdigada por todos lados. En el césped, en las canchas y caminerías volaban con el viento fundas plásticas, envolturas y hasta botellas. No hubo control municipal alguno. “Deben predicar con el ejemplo”, opinó Sara Segarra, una madre de familia que acudió a las canchas para acompañar a su hijo que jugaba en la Copa La Carolina.
En la Cruz del Papa la situación fue diferente. Los visitantes sí hacían uso constante de los tachos amarillos y azules. Anthonella Rubio, de 7 años, fue directo hacia el amarillo para depositar un vaso de plástico. Su padre, Diego Rubio, comentó que ellos reciclan en su casa. Además han participado de similares experiencias en colegios, empresas y en centros comerciales. Una observación que hizo Rubio es que falta un lugar de acopio de las baterías usadas. Él las guarda en su casa, pero no sabe dónde dejarlas para que les den un tratamiento adecuado.
Janeth Silva y su hijo Luis Fernando Rosales también depositaron los residuos en estos tachos. Ellos desconocían de la campaña, pero se guiaron por la información que hay en los rótulos. Ellos no reciclan en la casa, porque en la recolección de la basura se mezclan los residuos.
Para Fabiola Cevallos, vecina del lugar, el problema de la basura es general en todo el Distrito. “Toda la ciudad está sucia, por Dios hagan algo”, dijo.
Ella también se quejó por la demora en los trabajos en el bulevar, de la av. Naciones Unidas.
La vereda junto al parque está habilitada al paso peatonal, pero aún no está terminada, faltan los acabados. La acera de en frente aún tiene materiales, adoquines apilados y arena. Los transeúntes deben evadir estos obstáculos para cruzar, o bajarse a la calle.
Gabriel Reinoso, quien pasa todos los días por el lugar, opinó que el espacio ha mejorado, pero consideró que antes de habilitarlo debía terminarse la obra. “Da la impresión que lo abrieron al apuro”.