Al caminar por las avenidas 10 de Agosto y Patria, en el norte de la ciudad, resalta el verde de los árboles del parque El Ejido. En la acera de la avenida Patria, varios pintores exponen y venden sus creaciones artísticas. Ya en el parque, los vendedores de bebidas y artesanías ocupan un sendero que lleva a la parte central. Ahí, una estructura de cristal llama la atención de los transeúntes.
Son las 09:00 del pasado sábado y hay un sol radiante. Carlos Quinteros y su hijo Julián pasean por el parque. Julián señala con su mano la estructura de cristal y le pide a su padre que le lleve a ese lugar. En la entrada, un guardia de traje negro y rojo les pide que se identifiquen y escriban su nombre en un cuaderno que está sobre un mostrador de madera.
La bibliotecaria Graciela Hurtado saluda cordialmente y les da la bienvenida a la renovada biblioteca de El Ejido. Adentro, Santiago Ponce, de la Asociación Ecuatoriana de Origami, explica a seis personas, entre ellas tres niños, la técnica básica del doblado de papel y las formas geométricas que se pueden armar.
Cada sábado de inicio de mes, Ponce dicta un taller de origami en la biblioteca, todos pueden participar: niños, jóvenes y adultos. En dos horas enseña a elaborar figuras básicas como una casa o un sombrero. Al término del taller, los asistentes aprenden a hacer una rana, un cisne o un lirio.
Sobre una pequeña mesa de madera hay varias hojas de papel listas para ser moldeadas. La primera figura que Ponce enseña es una casa con chimenea. Los asistentes miran con atención los ingeniosos doblados que hace.
Pero el origami no llama la atención de Julián. Él mira a todos los lados de la biblioteca y corre hacia el Área del Infante. Ahí hay tres estanterías con libros de literatura infantil nacional e hispanoamericana. A un lado se ve una alfombra de 5 metros de largo por 3 de ancho. Ese es un espacio para que los padres puedan leer cuentos a sus hijos de hasta 5 años.
También los niños más grandes pueden recostarse sobre la alfombra y arrimarse a uno de los 15 almohadones de varios colores que están arrumados a un costado.
Hurtado hace un pequeño recorrido por la biblioteca junto con Quinteros. Ella cuenta que el lugar fue inaugurado el 11 de mayo del 2010 y que tiene cuatro áreas: de infantes, talleres, virtual y una hemeroteca.
12 computadoras están instaladas en el espacio virtual, ahí se pueden hacer consultas en internet. Alejandra León, estudiante de tercer año de bachillerato, investiga sobre los pueblos no contactados de Latinoamérica, mientras en una estantería detrás de ella, Diego y Zulema Fiallos buscan un rompecabezas.
Las figuras de los rompecabezas son de varios sitios del casco colonial de Quito, como La Basílica, La Ronda, el Teatro Sucre, La Compañía, entre otros. Hay desde 10 hasta 500 piezas.
Un total de 3 000 libros de literatura universal para todas las edades, historia del Ecuador y cultura general forman parte de la biblioteca de El Ejido.
Son las 12:00 y Julián ya no está solo en el Área de Infantes. Otros niños lo acompañan. Entre ellos comparten los libros y miran los coloridos dibujos.
Por la insistencia de sus padres salen del lugar, sin antes pedirles que el próximo fin de semana los lleven a visitar la biblioteca. Este lugar es otro destino donde los padres pueden compartir con sus hijos una mañana de sábado.
En otro lugar
En el tercer piso de la Biblioteca Municipal, ubicada en la calle García Moreno, está habilitado otro espacio para que los niños se apeguen a la lectura.
Allí pueden hacer tareas dirigidas, desde las 12:00 hasta las 17:00. El propósito es acercar a los niños a la lectura.