El productor de cine Harvey Weinstein, condenado por abuso sexual en 2020, fue acusado formalmente este miércoles por la Fiscalía de Manhattan de un nuevo delito sexual en primer grado, por el que se declaró no culpable ante un juez.
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Weinstein, de 72 años, se presentó con una hora de retraso en un tribunal penal de Manhattan, en silla de ruedas y desmejorado tras una reciente operación de corazón que le impidió acudir la semana pasada a la vista para esta imputación.
La Fiscalía indicó en un comunicado que el delito se refiere a una agresión sexual contra una mujer en un hotel de Manhattan en 2006, y la fiscal adjunta Nicole Blumberg indicó en la sala que fijar el juicio para el mes noviembre “no es realista”.
La acusación de 2017
Harvey Weinstein, exproductor de cine de Hollywood, fue acusado en 2017 de múltiples casos de abuso sexual, acoso y violación, lo que desató el movimiento #MeToo. El caso de Weinstein reveló un patrón de conducta depredadora que se habría extendido durante décadas en la industria cinematográfica, involucrando a numerosas mujeres, incluidas actrices de renombre. Las primeras denuncias surgieron en un artículo publicado por The New York Times, donde varias mujeres compartieron sus experiencias de acoso y abuso por parte del productor.
Posteriormente, The New Yorker publicó un informe detallado con testimonios adicionales, que incluían acusaciones de violación. A raíz de estas publicaciones, decenas de mujeres presentaron sus propias denuncias contra Weinstein. Algunas afirmaron que él utilizaba su posición de poder para prometer avances en sus carreras a cambio de favores sexuales, mientras que otras lo acusaron de violarlas directamente.
El juicio
En 2020, Weinstein fue juzgado y condenado por varios cargos de violación en tercer grado y agresión sexual, lo que resultó en una sentencia de 23 años de prisión.
El juicio marcó un punto clave en el avance del movimiento #MeToo, al visibilizar los abusos de poder en la industria del entretenimiento. Durante el proceso, se escucharon impactantes testimonios que detallaban cómo Weinstein manipulaba a sus víctimas, utilizando la intimidación y amenazas para mantenerlas en silencio.
Las acusaciones en su contra no solo terminaron con su carrera, sino que también encendieron una conversación global sobre el abuso de poder y la importancia de creer a las víctimas de violencia sexual. Además, el caso de Weinstein provocó una reevaluación del sistema legal y de las dinámicas laborales en las industrias creativas, que durante años habían permitido que estos comportamientos quedaran impunes.
Weinstein ha mantenido su inocencia, alegando que las relaciones fueron consensuadas, pero su condena y las acusaciones continúan siendo un referente en la lucha contra la cultura de la impunidad en el abuso sexual.