Hay políticos categoría A. Son una especie rara, son difíciles de encontrar, son los más buscados, son verdaderos estadistas, son convincentes. Esta clase de políticos necesita la patria. Ellos dan su vida por su ideología. Hay políticos categoría B. No son buenos ni malos. A veces presentan proyectos interesantes. Su liderazgo es incipiente, no trasciende. Levantan la mano cuando les dicen que lo hagan, están siempre con la disposición se servir a su jefe.
Hay políticos categoría C. No tienen ideología. Realizan camisetazos frecuentes, según les convenga. No buscan el bienestar del pueblo, sino el propio, abusan al máximo de su cargo. Son unos genios, han aprendido el arte del engaño. Son unos maestros. Hay políticos categoría D. Estos son los peores. Se venden al mejor postor. Son unos oportunistas, son inteligentes, saben hacer amarres políticos. Son desleales a la causa, adulan al líder de turno. A esta clase de políticos hay que sepultarlos, no votando por ellos.