La inauguración del Hospital San Francisco, del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), es sin duda una buena noticia para los afiliados. La demanda exige otros proyectos parecidos.
El nuevo hospital se encuentra en la zona de Carcelén, uno de los sectores más populosos de la capital y rodeado de barrios de alta densidad. Las autoridades estiman que podrán atender a 4 000 pacientes cada día para diagnósticos de mediana complejidad. Además de las camas para atención hospitalaria corriente, hay 36 plazas para urgencias y cuidados intensivos.
El centro hospitalario cuenta con 128 camas, frente a las 700 del Hospital Carlos Andrade Marín, que se inauguró hace ya 41 años y que atiende una creciente presión por acoger a pacientes afiliados al IESS de varias provincias del país y que muchas veces son derivados a entidades de salud privadas.
La obra se pensó en el año 2007. El costo original estimado fue de USD 9 000 000, pero los nuevos requerimientos llevaron la inversión a 38 000 000. De ese monto, 10 000 000 son para equipos técnicos. Los constructores aceleraron el ritmo de los trabajos y lo entregaron antes de lo planificado. Una empresa privada administrará por dos años el hospital, a un costo de USD 800 000. Se tiene pensado ampliarlo a 240 camas y la selección de personal médico se hizo en concurso de merecimientos.
La nueva obra que la ciudad saluda, merece ser replicada con emprendimientos parecidos en el sur de la ciudad y tal vez en los valles de Los Chillos y Tumbaco, lo que aliviaría de modo significativo la demanda tremenda que soporta el Andrade Marín y dotaría de este servicio esencial para los afiliados al Seguro, evitándole largos desplazamientos por la alargada geografía de Quito.