Una importante oferta de campaña del actual gobierno es la de hacer cambios a la Ley Orgánica de Educación Superior, LOES, o emitir una nueva, con los objetivos, entre otros, de eliminar la Senescyt y facilitar el ingreso de bachilleres a las universidades y escuelas politécnicas.
Con mi experiencia de más de cuarenta y cinco años en la docencia y dirigencia en la educación superior me permito contribuir con ciertas ideas:
Ingreso a las universidades: no estoy de acuerdo con su eliminación, por varias razones: no todos los bachilleres tienen la aptitud o deseo de seguir una carrera universitaria; los centros de educación superior no cuentan con los recursos necesarios para triplicar el número de alumnos; la masificación incide en la calidad de la educación; la solución no está en formar mayor cantidad de desocupados con título universitario; propongo sí modificar el actual procedimiento, que cada universidad establezca su sistema de ingreso, preferentemente mediante un semestre académico durante el cual se ayudaría al bachiller, además de nivelar sus conocimientos, a orientar en la carrera a seguir.
Diversificar la oferta académica: mediante una adecuada planificación determinar que profesionales necesita el país para su desarrollo en cinco o diez años y diversificar las carreras intermedias.
Gratuidad responsable: hay el mito de que sólo los pobres y menesterosos ingresan a las universidades públicas, lo cual no es cierto, hay familias de altos recursos que se educan en estas universidades, por tanto ellos deben pagar los aranceles, cursos y derechos de graduación.
Autonomía responsable de las universidades: aunque está consagrado en la LOES en la práctica no se cumple. Es necesario que se devuelva a las universidades y politécnicas la autonomía académica, administrativa y financiera.
No es posible que un organismo burocrático sea el que defina las materias que se han de dictar; determine el número de horas, el pénsum de las carreras y que modifiquen los programas (sílabos) con cierta frecuencia.