En la medida que ya se tiene un balance de las elecciones en el ámbito parlamentario, y se determina que ningún partido tendrá una mayoría en la Asamblea Nacional, llega el tiempo de plantearse una nueva forma de acercamiento entre los poderes del Estado. Será el tiempo de las concesiones políticas o de la intransigencia.
La primera prueba será conocer cómo quedarán los cuadros altos de la Asamblea, quien la presidirá, quienes estarán en las comisiones, cómo quedará el Consejo de la Administración Legislativa. Para elegir al nuevo titular se necesitan 70 votos.
La Presidencia de la Asamblea será, en definitiva, el tubo de ensayo de la gobernabilidad en el siguiente periodo.
Unes tiene 49 votos, si quiere poner presidente de la Legislatura tiene que negociar con las fuerzas a las que ha menospreciado metódicamente durante 14 años.
De ahí que si el nuevo Ejecutivo quiere asegurar la Gobernabilidad tiene que sondear ese pulso parlamentario y planificar una agenda política que le permita moverse a la expectativa de sus necesidades. Eso puede ser una reforma general a través de una consulta popular. La vieja confiable…
Andrés Arauz ya advirtió en sus planes de campaña que esa será una de sus principales cartas para tener gobernabilidad. Yaku Pérez también planea hacer una consulta popular y con eso piensa subsanar varias deficiencias del actual modelo institucional.
En estos dos casos, la Consulta puede definir un nuevo punto de quiebre, pues tras el caso de Montecristi, se cambiaron tantas cosas como para garantizar un modelo político del momento, pero no un Estado que debe cubrir el espectro de las ideologías para subsistir.
Guillermo Lasso no habla de este camino, pero si de la posibilidad de presentar proyectos urgentes que le den viabilidad para gobernar. Sin embargo, al no tener una mayoría en la Asamblea, deberá plantearse acuerdos parlamentarios para armar su Gobierno.
Se vienen tiempos complicados.