La tragedia del coronavirus y su período de adaptación de la especie humana a la nueva normalidad es ineludible.
El contagio en expansión muestra a un mundo en adaptación y en un proceso urgente de recobrar dinámicas.
Sin descuidar un ápice la higiene extrema y la distancia social que se impondrá durante los próximos meses, las personas deben producir.
No es aceptable el inmovilismo que puede matar de hambre a los pueblos y ser más letal que el propio covid-19.
Cuando la economía sufre un fuerte golpe y no solo a nivel mundial y nacional sino familiar e individual, debemos encontrar nuevas vías.
La idea es que las empresas pequeñas, medianas y grandes vayan integrándose a una nueva realidad.
Un momento clave de este proceso es la reactivación de negocios y comercios que pueden usar las nuevas tecnologías de la información.
Plataformas digitales, aplicaciones, pedidos a domicilio, ya tan habituales para comida y farmacias, serán modelo expansivo hacia otras actividades que rindan réditos.
El entretenimiento en sus mil manifestaciones, así como la lectura, ya experimentan audaces modelos que deben crecer y mejorar.
Para quienes prefieren libros, diarios y revistas de papel, también por la vía digital se puede mejorar notablemente su selección y envío.
Pero las compras a domicilio que tanto han avanzado en sistemas transaccionales deben ser una opción segura para el emprendedor, ya.
Hay quienes tienen un camino andado, desde hortalizas y frutas sanas hasta regalos y ropa de cama, electrodomésticos y servicios educativos en línea.
Hoy, cuando la economía aprieta, la idea debe germinar y ponerla en marcha, la tecnología al servicio del comercio y los requerimientos de la gente, puede ser una nueva opción y debemos alentarla.
Las personas no se quedarán en casa toda la vida, pero en tanto, con la creación de una distinta cultura del comercio electrónico, pueden buscar facilidades. Una opción con nuevas líneas de negocio puede ser una salida útil en este tiempo.