Clemencia Ruiz, tercera de izquierda a derecha, lidera el proyecto gastronómico de la Bandeja Chagra, en Urcuquí. Foto: Cortesía William Chuquín
Como parte de la celebración de los 36 años de cantonización de Urcuquí, la familia Ruiz, que reside en el barrio Central, buscó inventarse un platillo. Con este antecedente idearon la Bandeja Chagra, una propuesta gastronómica que ahora forma parte de los atractivos del cantón imbabureño.
Según Clemencia Ruiz, quien lidera el emprendimiento, el proyecto surgió al evocar a sus padres mientras se preparaban para las labores agrarias.
“Antes de salir al campo, ellos consumían un camote con habas y queso, acompañados de salsa de pepa de sambo. En otras ocasiones, su plato iba acompañado de carne seca. Ya que antes, como no había refrigeradoras, la carne se salaba y se ponía al sol”, recuerda.
Para ella, la cultura chacarera también se vive desde el consumo de lo que la tierra provee, sobre todo poniendo mayor énfasis en una producción orgánica y sin la intervención de químicos.
“La cultura chagra también incluye conocimientos sobre la técnica para la cavada en la obtención de papas, recolección de choclos o fréjol, actividades que aún forman parte del día a día de los urcuquileños”, reseña.
La Bandeja Chagra lleva tres carnes: filete de res, chuleta de chancho y cordero asado. Tiene, además, una combinación de camote, papas, choclo, habas, aguacate y queso.
El platillo va acompañado de una porción de ensalada de tomate con zanahoria amarilla, ají de piedra, salsa de pipián (que se obtiene de la calabaza) y un vaso de chicha de arroz. Se oferta en USD 6.
Esta opción gastronómica también se puede saborear los fines de semana, junto al Municipio de Urcuquí, con una oferta de hornado, fritada, tortillas de tiesto, empanadas, entre otras opciones.
El platillo fue presentado por primera vez el 9 de febrero de este año, durante el Pase del Chagra, un desfile que se inició en el barrio San Blas, recorrió las principales calles de Urcuquí y finalizó en el estadio Rafael Cabrera.
En ese lugar se realiza la lazada del ganado, una actividad que pone a prueba las destrezas de los jinetes que llegan de varias partes del país. La fiesta finaliza con un concurso de Bandas de Pueblo.
“La declaración del Geoparque en Imbabura nos permitió que quienes no contábamos con un ingreso fijo, nos dediquemos a la gastronomía en proyectos familiares”, menciona Ruiz.
De este emprendimiento se benefician cinco familias, quienes esperan que la Bandeja Chagra se transforme con los años en un ícono turístico en gastronomía, similar a las fritadas de Atuntaqui.