En Otavalo, los vecinos de La Banda y estudiantes a Escuela Saline, de Michigan, trabajarán juntos esta semana. Foto: José Luis Rosales/ EL COMERCIO.
Con picos y palas en mano, 40 personas abren zanjas para instalar la nueva red de agua en la comunidad La Banda, en Otavalo (Imbabura). La faena la comparten indígenas kichwas de este poblado y voluntarios estadounidenses. Se trata de 13 estudiantes y tres maestros de la Escuela Saline, del estado de Michigan, que posee un programa de voluntariado.
Con este tipo de ayuda han visitado varios países: Haití, República Dominicana, Nicaragua, Puerto Rico y China. Con la asistencia de una traductora, la profesora Jen Denzin explica que la misión es apoyar iniciativas que desarrollan las propias comunas.
Antes de emprender el viaje a Ecuador, los chicos se informaron de la geografía y cultura de La Banda, una de las 24 comunidades de la parroquia de Quichinche.
Los vecinos y un grupo de músicos, que interpretaban ritmos tradicionales del Inti Raymi o Fiesta del Sol, dieron la bienvenida el domingo 1 de marzo del 2020 último a los visitantes extranjeros.
Como es tradición, bailaron y cantaron por las calles de esta localidad andina. También compartieron un almuerzo en la casa comunitaria.
Según Denzin, esta localidad no solo demuestra su interés para que les ayuden con el proyecto, sino también en compartir su cultura.
Para los foráneos es novedoso conocer la vida diaria de los comuneros indígenas. Por eso, extenderán su estancia hasta el próximo viernes.
Diálogos en kichwa, español e inglés se entremezclan durante el trabajo colectivo. Sin embargo, para vecinas como Virginia Cushcagua, las señas son el mejor lenguaje para comunicarse con los voluntarios.
Con sus manos le indicaba a una ‘gringuita’, como les dice a las extranjeras, que retire con una pala la tierra que ella había removido antes con un pico.
La nueva tubería, que cruza por la calle principal, es parte del proyecto de mejoramiento vial que incluye la colocación de adoquín.
Alberto Andrango, responsable del sistema de agua comunitario, explica que poseen una concesión de 0,60 litros por segundo, que abastece a 60 familias del sector.
En los últimos cuatro años hicieron varias mejoras en la captación, conducción y tanque de almacenamiento. En este último componente levantaron el cerramiento e instalaron filtros para evitar el paso de impurezas en el líquido vital.
Con la minga buscan reemplazar la red de distribución, porque la actual atraviesa por las huertas agrícolas. Los nuevos tubos, de 40 milímetros de diámetro, son colocados en una de las márgenes de las calles de tierra.
En esta jurisdicción, este tipo de asistencia no es nueva. José Andrango, presidente de La Banda, explica que con apoyo de los extranjeros han construido veredas, baterías sanitarias, viseras de paradas de buses, mejoramiento de otra vía…
En esto ha sido clave el rol de la Fundación Tandana, que tiene presencia en la zona desde hace 13 años. La directora, María José Arellano, explica que contactan a grupos de voluntarios que quieren colaborar en esta región del país.
Los visitantes indican el tipo de proyecto en el que desean aportar. Se tienen planes de construcción, salud, ambiente y educación.