En realidad, no es un nuevo acuerdo, pero sí tiene algunos cambios importantes frente a lo que estaba previsto. Resumido, los cambios parecen bastante sensatos.
El acuerdo firmado en marzo tenía un gran objetivo y varios objetivos menores. El gran objetivo era “cerrar el hueco fiscal”, o sea, reducir el déficit que tienen las finanzas del sector público. La meta fijada al momento de la firma era que ese déficit debía reducirse en unos USD 5 400 millones en tres años, entre 2019 y 2022.
El déficit es la diferencia entre ingresos y gastos del gobierno y, por lo tanto, se puede achicar porque los ingresos aumentan o porque los gastos se reducen. En lo acordado con el FMI, la forma de reducir el déficit quedó a discreción del Gobierno, mientras se cumpla la meta final.
En otras palabras, el Gobierno debía decidir si lo hacía aumentando los ingresos (impuestos) o rediciendo los gastos (cualquier gasto, inclusive los subsidios a los combustibles). Ambas formas de reducción del déficit resultaron difíciles de implementar, algo que vimos cuando casi se incendia el país al reducir los subsidios o cuando se rechazó la ley larga presentada en octubre.
Pero lo que quedó en evidencia luego de esas dos reformas fallidas era que el Gobierno tenía toda la voluntad de hacerlas, pero que no lo logró, ya sea por falta de habilidad política, por la fuerza del populismo en el país o por la unión de ambas cosas. Pero voluntad no faltó.
Por otro lado, las metas fijadas en el acuerdo para cumplirse a septiembre se habían alcanzado casi en su totalidad. Esto, sumado a la evidente voluntad del Gobierno llevó a que se pueda renegociar lo acordado con el FMI y que la “reducción del hueco” a hacerse en tres años baje de los USD 5 400 ya mencionados a USD 4 200 millones, o sea, que el ajuste sea menos fuerte de lo originalmente esperado.
El jueves pasado, el país se enteró que el FMI consideraba como cumplidas las metas que se habían fijado para septiembre. Esta renegociación hace mucho más probable que las metas futuras se sigan cumpliendo, lo cual es una excelente noticia, sobre todo, para la imagen internacional del Ecuador.
El hecho de que el país tenga un acuerdo con el FMI y que lo siga ejecutando es algo bien visto en los mercados financieros internacionales, donde ahora debería bajar significativamente el riesgo país. Una reducción en el riesgo país es una excelente noticia para todos porque, indirectamente, las tasas de interés en el Ecuador tienen un piso y ese piso es el famoso “riesgo país”.
El que sigamos con un acuerdo vigente con la posibilidad real de que se siga cumpliendo, es una buena noticia pero no resuelve todos los problemas de la economía. Es un buen pasito, pero falta muchísimo por recorrer.