Si lograríamos mirar que tanto el mundo como nosotros estamos en permanente contacto y en constante evolución, comprenderíamos que para ser libre se necesita de la comunicación, la cual nos ayuda a conocer todo lo que nos rodea, crecer en forma corporal y espiritual a través de experiencias, mejoras en la salud, en el entendimiento y valoración de los actos que se desarrollan en el campo natural, animal y humano.
Defender la comunicación en todos sus medios de expresión, es ayudar a conocernos mejor, es darnos la oportunidad de servir a los demás, en forma verbal, oral o escrita, o a través de medios corporales, táctiles, visuales, auditivos o gesticulares. La efectividad de la comunicación depende de canales, los mismos que no deben tener limitaciones o impedimentos de orden personal o que persigan fines ajenos al desarrollo de un mejor conocimiento y beneficio humano.
El universo está formado con canales de emisión y recepción tanto en el plano físico como de cada entidad, armonizan en forma perfecta, con el fin de encontrar una evolución y crecimiento de cada partícula, creando cambios en los diferentes minerales, que luego a través del tiempo se convierten en piedras preciosas o sirven para el desarrollo de la vida con sus cambios químicos, llenando de belleza el sistema entero, mientras que en el plano espiritual, a través de su conocimiento, se llega a comprender la perfección de la creación, donde la igualdad y el respeto de todos los seres es una primicia.
Por lo que la comunicación tiene un objetivo y una razón, la cual está conformada con ideas, necesidades, intenciones y propósitos, siendo esta el ayudar a que cada uno de nosotros, trate de alcanzar una vida más comprensible, de apoyo, hermandad y progreso.