Manabí lidia día a día con las graves secuelas del sismo. Bahía de Caráquez, conocida por sus edificios de apartamentos, vive una situación particular.
En la provincia se han derrocado 5 926 edificaciones. La cifra da cuenta de la magnitud de la destrucción. Mientras en Portoviejo y Manta la demolición llegó con mayor velocidad, algún habitante de Bahía describió con desasosiego que allí todo va a paso de tortuga.
Esta semana se dará a conocer el resultado de una consultoría elaborada por el Ministerio de Vivienda. En Bahía hay 31 edificios de mediano tamaño que deben demolerse.
La tarea es costosa y se demora, y por eso el Alcalde pedirá al Comité de Operaciones de Emergencia que esas estructuras se demuelan con el método de implosión, que cuesta menos, tarda menos y preserva los bienes de los vecinos de las edificaciones. Si no, la demolición podría tardar tres meses.
Es tarea clave, pero luego viene un plan de reconstrucción integral que pasa por terminar los trabajos de agua potable, el alcantarillado integral, la pavimentación total de la ciudad y obras y muros en el malecón.
Bahía aún sufre la depresión que deja la huella de la pesadilla. Mientras zonas circundantes siguen temblando, cada vez con menos frecuencia e intensidad, el Ecuador debe poner el hombro por esta linda ciudad para que recobre su alegría y sea el espacio tranquilo que siempre fue para propios y visitantes. Su gente lo merece.