En la piletas de los urdidores se ordenan los carretes con los hilos de colores. Foto: Francisco Espinoza para EL COMERCIO
Soñar en peces significa abundancia, según la cosmovisión de los kichwas de Otavalo.Este ícono, que representa la silueta de un pez, es el sello de Aly Textiles, una empresa que se especializa en la fabricación de hamacas, manteles, cobijas, entre otros.
También algunos de estos artículos van decorados con coloridas figuras geométricas. Se trata de signos primarios plasmados con líneas, espirales, rombos y cuadrados, inspirados en el paisaje andino.
Estos esbozos, que identifican a los tejidos otavaleños, se empezaron a tejerse en los telares manuales. Pero ahora han pasado a las tejedoras mecánicas, indica Reymi Lema, uno de los propietarios de Aly Textiles, de la comunidad de Peguche.
Por su versatilidad, la hamaca es considerada un elemento utilitario y también adecuado para la decoración de interiores y exteriores.
Esta especie de red, que se usa para descansar y que va sujeta en dos puntos firmes, tiene un lugar importante, especialmente en hogares de la Costa. Sin embargo, también gana terreno en los locales de hospedajes y casas campestres de la Sierra ecuatoriana.
Las primeras hamacas, que se tejían con hilos de algodón en Peguche, eran de un solo color. También tenían dos o tres líneas como innovación. Lema recuerda que luego, a pedido de los clientes del Litoral, les añadió color. Los artículos causaron sensación, por lo que se multiplicaron los pedidos. Desde el taller Aly Textiles se despachan cargamentos de hamacas hacia Manabí, Guayas, Esmeraldas, entre otros sitios.
Si bien el proceso de producción como el urdido, enfuelle y tejido son mecanizados, los acabados aún son manuales. Artesanas como María Guagualango se encargan de trenzar las figuras en forma de rombo que decoran los filos de esta especia de cama. La mujer también coloca el cordón para sujetar los ganchos de hierro, que colgarán de los dos puntos de apoyo.
Hay hamacas de diferente calidad y de diseños variados. Las de algodón, que tienen un tejido uniforme y son frescas, tienen más demanda. Su costo es de USD 15.
La mayoría mide 1,40 metros de ancho por 2,30 de largo. El producto es tan resistente que sostiene a una pareja. “Entran dos y salen tres”, bromea, con una sonrisa, Reymi Lema.