Me contó recientemente un amigo, chagra de cepa, conocedor del páramo, que cada vez está más difÃcil andar por el monte. Cuenta que están alambrando el páramo y poniendo guardias. En unos casos el Ministerio del Ambiente y en otros las pocas haciendas de altura que aún quedan.
El chagra de la Sierra es un personaje emblemático del mundo rural. Es habitante del páramo, recio y trabajador. En una época, trajo a lomo de mula y caballo las comodidades a las ciudades andinas. Aún en estos tiempos el chagra viaja a caballo por los páramos. Viaja a los rodeos, viaja en busca de ganado o con turistas por las rutas que han usado generaciones de chagras. Antiguos chaquiñanes que llevan a Antisana, Muertepungo, Yanahurco, Pedregal, Chalupas, Langoa, etc.
Antes de alambrar indiscriminadamente los páramos, se debe considerar la cultura del chagra como un patrimonio. Hay que dejar el paso libre por las rutas de los chagras y hay que dejar de hostigar a los que hacen ganaderÃa en el páramo, llegando a un acuerdo para un manejo adecuado de estas ganaderÃas.