El litio es un elemento químico sólido muy abundante dentro de los salares y rutas volcánicas. Su principal característica es ser un excelente conductor de electricidad y calor.
Es utilizado en la fabricación de baterías eléctricas, desechables y recargables; y en otra multiplicidad de bienes, sin olvidar que es fundamental en los tratamientos del trastorno bipolar y la depresión porque posee componentes estabilizadores del humor.
De allí la creciente importancia del litio como generador de energía alternativa que parece sustituirá a los combustibles fósiles, cuyo consumo sabemos que ocasiona múltiples problemas, siendo el cambio climático, por el efecto invernadero, el peor.
Su explotación crece, pero es insuficiente, por lo que su precio se ha incrementado en un 450%, lo que se explica por la creciente producción de baterías para vehículos eléctricos, que son los del futuro.
De acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos, más de la mitad del litio del mundo está en un triángulo conformado por Argentina, Bolivia y Chile, encontrándose también yacimientos en México, Australia y en el propio Estados Unidos.
La invasión a Ucrania hace invisibles otras situaciones, como que China y Estados Unidos se están desplegando para contar con este estratégico mineral.
En este contexto, el presidente Boric propuso a los chilenos una Estrategia Nacional del Litio, invitando a los inversionistas privados, nacionales e internacionales a asociarse para explotarlo en conjunto. La reacción internacional ha sido muy positiva, no así la del sector privado de su país, que pareciera no estar de acuerdo con lo que mandata la Constitución en el sentido que todo mineral, es un bien público de propiedad del Estado, y malintencionadamente están haciendo creer que lo que se está proponiendo es una expropiación. Pareciera que han olvidando el porqué de la explosión social del 2019.