Vivo a través de un lente hace muchos años, 31 para ser exactos, clic a clic, creo que he retratado la mayoría de las condiciones humanas de este bello pero atormentado país, en todas ellas siempre con el respeto como escudo.
La ‘condición humana’, de la que siempre hablo y de la que soy fiel seguidor, me abrió muchas experiencias y me puso de frente a demasiados sentimientos, difícil ser mero espectador y tratar de retratar una ‘realidad’ objetivamente, más aún cuando sabemos que la realidad es una construcción social.
Esta condición humana me dio una de las mejores experiencias que he tenido: mi matrimonio, fue mientras duró, ese bálsamo en el que me perdía y ese calor que apasionaba todos mis sentidos, esa pasión, precisamente fue la que en 2006 nos impulsó a pasear nuestras sensibilidades por esa bella ciudad que es Buenos Aires, allí con Paty, mi compañera, descubrimos un mundo de sensaciones, sabores y aromas porteños, gente por demás amable, arquitectura, teatro, música… nos perdimos en su inmensidad y comprobamos lo que se dice de esta metrópoli: No hay aires como los de Buenos Aires.
Pasó el tiempo y las vueltas de la vida y el amor me enfrentaron con otra condición humana, la de ser padre, amor en otra magnitud, entrega por igual y muchos recuerdos.
Tengo como costumbre retratar a mi hijo en los mismos lugares en diferentes épocas y disfrutar de su crecimiento, es así que revisando fotos pasadas me encontré con recuerdos de ese mes en ‘La ciudad de la furia’.
Abrir el baúl de los recuerdos de un fotógrafo puede ser un ejercicio arriesgado cuando este contiene miles de imágenes de tu alma gemela, momentos, lugares, esencias, rememoraciones que despiertan afectos y humedecen ojos, entre tantos recuerdos estaban fotografías de ella y yo, tomé algunas fotos de las que recordaba bien dónde fueron hechas y sin pensarlo mucho decidí llevar a Martín, nuestro hijo, de vacaciones a Argentina, le dije: ¿quieres ir de paseo? Y le puse dos condiciones: que no le iba a decir a dónde y que debía dejarse tomar las fotos que yo necesitara, con ese acuerdo emprendimos el vuelo, el invierno argentino nos recibió en septiembre del 2019, justo 13 años después.
Recorrer de nuevo la ciudad, buscar la avenida Coronel Díaz en el Parque Las Heras de Palermo, aquel rincón de la calle Defensa en San Telmo, el Puente de la Mujer en Puerto Madero o el Jardín japonés se convirtió en nuestro pasatiempo y recorrido obligado, al final la caminata y muchos intentos dieron como resultado lo que para mí es mi mejor obra fotográfica: un libro de fotos que ocupa su lugar de privilegio en mi hogar.
Las vacaciones son el momento ideal para realizar este conocido ejercicio fotográfico, cada autor lo vive y lo siente de diferente manera, los lugares recuerdan, los sabores y olores reviven sensaciones, disfrutar 13 años después con el hijo que tuvimos fue de largo, mi mejor clic, uno de mis mejores momentos humanos.
Homenaje para Paty, un ser humano hermoso que vive en nuestro aire.
Texto y fotos: Armando Prado
IG: @apradoec