El documento recoge la ‘historia de vida’ de una persona: fecha, lugar de nacimiento, edad, género, estado civil, antecedentes, síntomas, enfermedades y tratamientos que ha tenido a lo largo de los años.
Se trata de la historia clínica, que se abre cuando un paciente acude a un centro de salud u hospital público o privado y se va alimentando cada vez que regresa por una dolencia.
La iniciativa de que el historial clínico esté digitalizado y en línea, para que el sector público y el privado tengan acceso, lleva más de una década y aún no logra consolidarse.
Esto pese a que la Ley Orgánica de Salud establece, en el literal f del art. 7, que toda persona tiene derecho a tener una historia clínica única redactada en términos precisos, comprensibles y completos. Esta, además, es confidencial.
Actualmente, aún hay sanatorios en los que estas historias se llenan físicamente y en otros se han implementado plataformas para que sean electrónicas. Uno de estos sitios es el Centro de Salud de Guamaní, en el sur de Quito. Ahí la transición comenzó en 2018, con la habilitación de la Plataforma de Registro de Atención de la Salud (PRAS).
Marcelo Arboleda es médico general en este dispensario, que tiene 18 consultorios, cada uno con su computadora. Llegó hace dos años y ha sido parte de esta innovación. “Incluimos datos personales, dolencias, medicación, tratamiento, resultados de exámenes de laboratorio, alergias a tal o cual medicamento, etc.”.
Además, puede ver si la persona tiene su esquema completo de vacunación; recientemente se incluyó el covid-19.
Si es adulto mayor, se despliegan factores de riesgo por edad; si es mujer, hay un apartado para hacer un seguimiento ginecológico u obstétrico (embarazadas). “Antes los pacientes iban a los hospitales a ver su historia física; demoraba mínimo un día. Hoy es inmediato”, dice Arboleda.
En el Distrito Técnico de Salud 7, que va de Guamaní a Chillogallo (sur de Quito), los 18 centros de salud cuentan con este sistema interconectado. A estos se suman los hospitales Enrique Garcés, Julio Endara y San Lázaro. “Potenciamos el sistema y tenemos resultados positivos, como evitar la pérdida de las historias clínicas”, menciona Henrry Toaquiza, técnico de Salud.
Sin embargo, considera que aún hay retos, como mejorar la conectividad a Internet para que no haya desconexiones en medio de las consultas. Si ocurre esto, se llena la ficha a mano o en computadora y luego se pasa al electrónico.
En el caso del Hospital Metropolitano, se está implementando una plataforma propia. La adaptación comenzó en 2019 y en noviembre esperan habilitar en emergencia; luego en hospitalización, detalla Ximena Cadena, jefa de Expedientes Clínicos. Por ahora se llena a mano; el médico firma y se escanea para guardar el respaldo. “Se busca mejorar procesos y tendremos calidad de registro y de datos”.
El otro desafío del sistema de salud ecuatoriano es contar con la historia clínica única, lo cual demanda que la red pública y privada estén conectadas.
En marzo del 2008, mediante acuerdo ministerial, se aprobaron los formularios básicos de la historia clínica única.
Dos años más tarde se expidieron normas obligatorias para registro y obtención del número de cédula de los neonatos nacidos en establecimientos de salud, para que sea el identificador de la historia.
Para 2014 se dispuso a todas las unidades del Ministerio de Salud Pública (MSP) el uso de un solo código de historia clínica única. Un año después, se anunció la implementación de la Solución Informática para la Gestión Integral de Salud.
Esto costó USD 20 millones y se habilitó en 151 centros públicos en 2016. El año anterior, en el gobierno de Lenín Moreno, se habló nuevamente de esto sin mayores avances.
Finalmente, este Diario consultó al MSP cuántos centros del país tienen habilitadas las historias clínicas electrónicas. La respuesta fue: “Estamos trabajando en el desarrollo del sistema digital de historia clínica, que pueda generar recetas electrónicas. Esto estará listo para marzo de 2022”.
Por su parte, la ministra Ximena Garzón explicó días atrás que con esto mejorarán procesos, como el abastecimiento de fármacos. A la par trabajan con el Sercop en especificaciones técnicas y términos de referencia para catalogar fármacos y dispositivos.
“Hay que cambiar políticas públicas y regular el big data”: Bessi Magallanes – Experta en gerencia hospitalaria
La historia clínica electrónica ayuda a evitar la duplicación de exámenes, que el médico pueda ver el historial, el medicamento que usa, se hace más eficiente el manejo de costos y mejora la atención hospitalaria y diagnóstica. Tener una historia única para todo el Ecuador teóricamente es interesante, pero en la práctica es un poco difícil, porque hay que cambiar las políticas públicas, la parte de normativa legal y el manejo de ‘big data’, que en el país no está regulado. Si usted tiene una historia universal significa que las aseguradoras también tienen acceso y qué pasa con esto: ahora hay un montón de sistemas donde yo puedo hacer una proyección de riesgo en donde usted puede sufrir cáncer o puede ser diabético o desarrollar enfermedades coronarias. Si yo soy la aseguradora y usted tiene un riesgo severo, posiblemente no la voy a coger, dependiendo de la edad. Mientras no esté regulado y definido el uso del ‘big data’ y la historia clínica no es fácil, porque recuerde es un instrumento legal y confidencial. Semánticamente es maravilloso, pero en la práctica tiene un montón de riesgos que no sé si debamos correr. Está muy bien que se maneje en el IESS, en MSP. Para que sea de forma global se necesita tener responsabilidad ética y marco legal.