¿Por qué 88 médicos y académicos piden mantener aislamiento en Ecuador frente a covid-19?

Lo que proponen los firmantes de la misiva enviada al Primer Mandatario es “que hagan un gran esfuerzo por consolidar los datos y la información procedentes de las pruebas” del nuevo coronavirus en Ecuador. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

Lo que proponen los firmantes de la misiva enviada al Primer Mandatario es “que hagan un gran esfuerzo por consolidar los datos y la información procedentes de las pruebas” del nuevo coronavirus en Ecuador. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

Lo que proponen los firmantes de la misiva enviada al Primer Mandatario es “que hagan un gran esfuerzo por consolidar los datos y la información procedentes de las pruebas” del nuevo coronavirus en Ecuador. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

“Quienes suscribimos el presente comunicado somos profesionales de la salud colectiva, la salud pública, la epidemiología, los derechos humanos y otras disciplinas afines; académicos, científicos y servidores públicos, sin vinculaciones ni aspiraciones político partidarias”. Así empieza la carta que 88 firmantes enviaron el martes 28 de abril del 2020 al presidente de la República, Lenín Moreno; a los ministros de Gobierno y Salud, María Paula Romo y Juan Carlos Zevallos, y a la titular de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos y Emergecias, Alexandra Ocles.

En la carta se pide mantener el aislamiento en el país como medida frente a la pandemia del covid-19. El Gobierno reiteró este jueves 30 de abril del 2020 que se pasará a una etapa de distanciamiento social, que implica el retorno paulatino a ciertas actividades comerciales e industriales, principalmente.

Entre los firmantes del pedido se encuentra el rector de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), Fernando Ponce. Él asegura que una preocupación central de la comunidad académica es que los datos que se manejan “no parecen ser robustos”. Asegura que estos muestran vacilaciones y que es en los datos en los que se deben fundamentar las decisiones.

“¿Qué tanto nos podemos fiar de datos que varían o de una metodología que cambia?”, se pregunta Ponce. Se refiere –explica– a las variaciones en la forma de contabilizar los casos de covid-19 y al hecho de incluir pruebas rápidas y de diagnóstico, conjuntamente, “como si tuvieran el mismo objetivo”, que se había hecho hasta el 24 de abril.

Por ello el rector de la PUCE dice que es importante que se ponga, ante todo, las consideraciones de salud pública, es decir –precisa– aquellas que tratan de contener la pandemia, que hasta ahora se han manejado con la cuarentena. “Es más importante la salud de todos, es la prioridad y eso hay que defender. No sacamos nada saliendo a trabajar cuando no estamos seguros”.

Lo que proponen los firmantes de la misiva enviada al Primer Mandatario es “que hagan un gran esfuerzo por consolidar los datos y la información procedentes de las pruebas”, dijo Ponce. “Hay comités de operaciones cantonales y provinciales que están haciendo pruebas, debemos tener la seguridad de que esa información se está consolidando”.

César Paz y Miño también firmó el pedido. Él es director del Centro de Investigación Genética y Genómica de la Universidad UTE. Señala que el pedido es que se cumplan condiciones, que no son de los académicos, sino que ha planteado la Organización Mundial de la Salud (OMS), sostuvo.

Los datos diarios que presenta el Gobierno –dice Paz y Miño– son una preocupación, ya que muestran que la tendencia de contagios y de mortalidad se mantiene. Para tomar una decisión como la de dejar la etapa de aislamiento –agrega– hay que observar una disminución continuada de contagios y muertes por el virus.

Además, el genetista menciona la capacidad para confirmar casos sospechosos y probables, donde se incluye el acceso a muestras. “Hay sectores rurales, barrios periféricos que no tienen acceso a diagnóstico y eso pone en jaque el que el virus desaparezca o se controle como se piensa si uno piensa volver a las actividades”.

En la misiva también se pide preguntarse si los sistemas de salud están preparados para este tipo de emergencia y evaluar el número de casos graves que se están dando. “El Gobierno ha puesto a disposición muchas camas, ha resuelto el tema de unidades de cuidados intensivos y de tratamientos accesibles pero en las cifras se refleja que todavía existe problemática de colapso del sistema de salud”.

Para Paz y Miño uno de los temas más importantes es garantizar que se cumplan las condiciones mínimas para personas que retomarán actividades regulares. Eso es clave –asegura– ya que a esto se suman otras cuestiones vinculadas con el abandono de la cuarentena. El investigador menciona, por ejemplo, el anuncio hecho el miércoles 29 de abril del 2020 por el Ministerio Trabajo de que el covid-19 no es considerado un accidente de trabajo ni una enfermedad profesional.

“Entonces vas a trabajar, te contagias y las empresas dicen su caso no es el de un riesgo laboral, por lo cual estas liberando un montón de cuestiones”. Además, Paz y Miño señaló que, debido a eso, los seguros “van a decir que no es laboral y se van a deslindar . Eso es lo más grave que podría ocurrir al abrir actividades y no tener protección para las personas”.

Propone que se apliquen test rápidos para saber si los trabajadores han estado en contacto con el virus. “Se puede usar inmunoglobulinas o anticuerpos contra el virus. Hay empresas que dicen que van a pedir la PCR para ver si las personas son positivo o negativo".

Si se abre la cuarentena –indica Paz y Miño– debería haber espacios adecuados, circulación de aire, protección personal con mascarillas, lentes, y trajes para los trabajadores, además de desinfecciones de las zonas de labores y distanciamiento de al menos dos metros

El médico de la UTE señaló que, además, no se ha hecho caso a modelos matemáticos que se han diseñado para volver al trabajo. Hay algunos modelos –precisó– que tratan de frenar el contagio a través de, por ejemplo, que solo el 50% de la población acceda a las actividades que están reguladas de inicio y luego el otro 50%, después de siete días, que son los que se necesita para saber si una persona está contagiada o no. “Así, sucesivamente, hasta que en definitiva podrías poner un cerco al virus”.

Hay pocas instituciones que están preparadas para resolver el problema tecnológico y de diagnóstico, dice Paz y Miño. “Se ha pedido a las universidades pero sus laboratorios están hechos para investigación, no para servicios, aunque nos esforzamos. Se tiene que buscar otro tipo de contactos con instituciones que hagan diagnóstico y puedan apoyar en hacer estudios para ver la población asintomática, la que tiene síntomas pequeños, avanzados o graves”.

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