El ataluren es parte del tratamiento contra la distrofia muscular de Duchenne, enfermedad que afecta a uno de cada 5 000 niños en el mundo. En 2014 lo autorizó la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), para contrarrestar la debilidad de los músculos.
El Ministerio de Salud anunció su compra para siete pacientes del pediátrico Baca Ortiz, con una inversión de USD 2,7 millones. El medicamento no tiene registro sanitario en Ecuador, pero se está tramitando para apresurar la adquisición.
Este es un ejemplo del tiempo que puede tomarle a un paciente tener a su alcance un fármaco innovador, desde que ha sido aprobado para su comercialización en el mundo por agencias reguladoras de alta vigilancia sanitaria, como la EMA o la FDA (la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos).
Estudio de Fifarma
La Federación Latinoamericana de la Industria Farmacéutica (Fifarma) analiza la disponibilidad de medicamentos a través de un estudio que examina los procesos de ocho países de América Latina, entre ellos Ecuador.
“Es una foto a junio de 2022 de los tiempos de acceso a medicamentos innovadores contra el cáncer y enfermedades huérfanas”, explica Yaneth Giha, directora ejecutiva de Fifarma, que agrupa a 16 compañías farmacéuticas de investigación y desarrollo.
Uno de los resultados marca una línea de tiempo por días. Se parte de la aprobación de la FDA y la EMA. Luego pasa por la certificación de agencias reguladoras locales hasta que llega al paciente.
El promedio en Ecuador fue de 1 547 días. La cifra es una aproximación, pues no se logró recopilar toda la información. Sin embargo, esta ‘foto’ muestra algunos retos.
Giha sugiere una mayor inversión para acceder a medicina de vanguardia y fortalecer a las agencias reguladoras nacionales, para mejorar los tiempos. Estas juegan un rol clave en la entrega de licencias o registros para comercializar fármacos. La pandemia las puso a prueba, pues debieron acortar los tiempos de aprobación de vacunas y nuevos tratamientos.
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