Para muchos era su primera aparición sobre un escenario. Sus nervios los escondían con muchas sonrisas, bromas y, sobre todo, con mucha actitud.
“Porque con la fe y fuerza seguimos luchando. Sí se puede y siempre se podrá. Sigamos adelante, sigamos luchando jóvenes contra el cáncer. Tengo cáncer y sonrío”, coreaba el grupo Los Poetas, mientras sobre un callejón de 2 metros de ancho sus compañeros se preparaban para desfilar.
Primero había que pasar por el estand de maquillaje. Ahí, Judy Escalante y Camilo Mineros se encargaban de peinar y maquillar a los 25 jóvenes, entre 15 y 26 años. Junto a ellos, sentada, esperaba su turno Diana Armijos.
Esta futura madre de 26 años y oriunda de La Concordia, está a pocos días de dar a luz a una niña. La mañana del martes estuvo en la maternidad para hacerse los chequeos y agrega que aunque la jornada estuvo muy fuerte, por la alegría de esta experiencia, hasta se olvidó que este mes debía tener absoluto reposo.
Armijos comenta que por su embarazo y conociendo el riesgo al que podría atenerse, suspendió las quimioterapias contra el osteosarcoma que padece; sin embargo, ningún riesgo reemplazará su felicidad de esperar al nacimiento de su hija, el próximo 13 de febrero. La noche del martes, durante el evento, lució el cabello recogido y en su primera salida llevó una chaqueta de brillos negra.
Los atuendos de Abel Lara, Jimmy Egas, Chico Rodríguez, Dante y otros creadores ecuatorianos permanecían colgados sobre armadores y en los portaternos se apreciaba el nombre de cada joven. Todos trataban de ganar uno de los tres espejos para mirarse cómo quedaron y estaban pendientes del listado con sus nombres para no equivocarse en qué orden y con qué atuendo saldrían.
Entre todos los atuendos informales y de gala, estaba el nombre de Natalia Marín, de 21 años, quien permanecía de pie en una esquina del camerino de mujeres, con sus manos dentro de los bolsillos y observando cómo sus compañeros arreglaban sus prendas. Ella estaba lista con su primer atuendo para el desfile: un abrigo café y una bufanda amarilla.
Esta joven de Costa Rica cuenta que posee una prótesis que reemplaza a su pierna izquierda, debido a un osteosarcoma (un tipo de cáncer) que le detectaron a los 9 años. Pero esto no ha impedido que siempre tenga una actitud positiva y una sonrisa dibujada en su rostro.
“Esta noche me siento feliz, aunque un poco nerviosa, pero como esto es para la gloria de Dios todo está bajo control”, cuenta Marín, quien además agrega que el cáncer en un inicio es duro asumirlo, “pero luego entiendes que para Dios esto es una de nuestras mayores bendiciones, porque los límites están solo en la mente”.