Esta es la historia de Ronda, la perra que recibió una prótesis en fibra de carbono para salvar su vida

Así lucía Ronda, de seis meses, antes de someterse a las intervenciones quirúrgicas y recibir una prótesis de fibra de carbono para salvar su vida. Foto: AFP

Así lucía Ronda, de seis meses, antes de someterse a las intervenciones quirúrgicas y recibir una prótesis de fibra de carbono para salvar su vida. Foto: AFP

Así lucía Ronda, de seis meses, antes de someterse a las intervenciones quirúrgicas y recibir una prótesis de fibra de carbono para salvar su vida. Foto: AFP

Ronda, una perra dogo de Burdeos hembra de seis años, parecía estar condenada. Un tumor en una pata hacía irremediable la amputación, pero amputar a un perro de 50 kilogramos no es una opción. Y entonces apareció una prótesis de titanio y fibra de carbono.

Sin esta intervención, habría sido necesario eutanasiar a la perra. “Siempre nos negamos a tirar la toalla. Cuando hubo que decidirse, pienso que a su manera nos hizo comprender que quería vivir”, relata su dueña, Patricia Rodrigues.

Henrique Armés salvó a Ronda. Este veterinario portugués es uno de los pioneros en el campo de estas novedosas prótesis para animales domésticos en Europa.

Al frente de una clínica veterinaria del centro de Lisboa, perfecciona desde hace unos diez años esta técnica que consiste en fijar una prótesis externa, que se asemeja a una espátula curvada, una boquilla implantada en la cavidad ósea del miembro amputado.

Ronda fue sometida a la operación en septiembre del 2019. Durante dos meses, recibió tratamiento diario. Foto: AFP

El doctor Armés sigue siendo el único que realiza este tipo de intervención en toda la península ibérica y nunca operó a un perro tan imponente como Ronda, con un tumor canceroso en la pata delantera derecha.

En septiembre del 2019, tras dos operaciones y varios meses de hospitalización, se reunió con sus dueños en Aveiro, en el norte de Portugal.

Desde entonces, la perra se “acostumbró” a su prótesis. “Puede caminar lo suficientemente rápido, pero no puede correr y siempre cojeará un poco”, cuenta su propietaria, de 32 años. Este tipo de operación puede costar entre USD 3 000 y USD 4 000, pero si el animal no rechaza el implante, el doctor Armés asegura tener una tasa de éxito de más del 90%.

Tras dos operaciones y varios meses de hospitalización, Ronda se reunió con sus dueños en Aveiro, en el norte de Portugal. Foto: AFP

Cereja, un pequeño gato tigre que perdió su pata delantera izquierda después de ser atropellado por un coche, representó un desafío totalmente distinto. “La gran dificultad es crear el implante correcto. Debe hacerse a medida, ya que se trata de un animal de cuatro kilos con una cavidad ósea de menos de dos milímetros”, precisa el veterinario.

Actualmente, su clínica cuenta con una decena de gatos y perros a la espera de recuperar también su movilidad perdida.

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