Tras su recuperación, el cóndor Iguiñaro fue liberado en Píntag

EL cóndor fue rescatado hace un mes en la Comuna de Iguiñaro, parroquia de El Quinche. Ahora vuela libre sobre los páramos. Foto: Twitter Zoológico de Quito

Iguiñaro, un cóndor que fue encontrado herido en El Quinche, fue liberado el sábado 30 de mayo de 2020, en los páramos de Píntag.
“Estaba nublado el día, pero a veces pasan esas cosas mágicas; se abrió una ventanita, entró un rayo de sol y vino el viento. El cóndor necesita viento para volar. Echó un vuelo de unos dos kilómetros y se perdió”, relata Martín Bustamante, director del Zoológico de Quito.
El cóndor fue encontrado el 27 de abril por un grupo de personas en las cercanías de la quebrada Iguiñaro, en los páramos de El Quinche. De ese sitio se tomó el nombre del ave. Iguiñaro estaba herido y no podía volar, por lo que quienes lo vieron se pusieron en contacto con el Zoológico de Quito.
Tras comprobar que se trataba de un cóndor, a través de fotografías enviadas a los expertos, el animal fue transportado hacia una clínica veterinaria privada por el personal del Zoológico. Allí se le realizaron radiografías, con las que se determinó que el daño que había sufrido Iguiñaro había sido provocado por un perdigón que se alojó en el pecho, a dos centímetros de la piel.
Después se llevaron a cabo estudios para conocer si el perdigón estaba provocando intoxicación por plomo. Como el resultado fue negativo y tomando en cuenta que retirar el perdigón es un proceso muy invasivo, los veterinarios decidieron no extraer el objeto.
El cóndor se mantuvo en hospitalización en el Zoológico de Quito por un par de semanas. “Vimos luego síntomas de mejoría. Cada vez tenía más fuerza, ponía más resistencia lo que hacían los veterinarios”, cuenta Bustamante. Entones, recibió el alta clínica, pero fue llevado a un espacio de unos 300 metros cuadrados para que empiece su rehabilitación física. Poco a poco empezó a caminar, abrir las alas, saltar y volar.

Tras dos semanas más en las que se comprobó la recuperación y se evaluó el comportamiento del ave, el Grupo Nacional de Trabajo por el Cóndor Andino en el Ecuador tomó la decisión de liberarlo. Se le puso un rastreador satelital y unas bandas alares que permiten conocer en tiempo real su ubicación e identificarlo visualmente, respectivamente.
La liberación se hizo un poco más al sur de donde fue encontrado, en los páramos de Píntag, dentro de la Reserva Chakana, de la Fundación de Conservación Jocotoco, debido a que es posible llegar en auto hasta la altura requerida. La presencia de viento, una de las condiciones más importantes para la liberación de un cóndor dado que estos animales vuelan como cometas, permitió llevar a cabo la operación con éxito.
Este punto también fue escogido ya que es el lugar con mayor concentración de cóndores a nivel nacional y del norte de América del Sur. El Director del Zoológico de Quito explica que esto se debe a la presencia de grandes paredes de piedra y riscos que han sido usados como nidos y dormitorios de cóndores de un mismo linaje por generaciones.

“Los cóndores vuelan en un solo día 300 km. Tienen una memoria muy importante para el reconocimiento de los sitios”, dice Bustamante para explicar que con facilidad reconocerá la zona y encontrará sin problemas su sitio de descanso.
Con Iguiñaro, el Zoológico de Quito desarrolló un nuevo protocolo para determinar la edad de los cóndores, aves que pueden vivir hasta por 80 años. En consenso con veterinarios de otros países, se realizó un análisis oftálmico, para analizar el desgaste del cristalino y compararlo con cóndores del centro. Así se determinó que Iguiñaro tendría entre 40 y 50 años.