Los brotes de soya y de alfalfa son los más comunes. Se los encuentra en supermercados. Foto: Ingimage
Así como pasó con las frutas, los vegetales y los productos fermentados, el consumo de germinados también se potenció tras la llegada del nuevo coronavirus.
La nutricionista Sara Mafla apunta que se trata de alimentos milenarios, pero que ese interés está relacionado con la necesidad de fortalecer al sistema inmunológico. Los germinados están en la lista de opciones saludables que ayudan a cumplir con ese objetivo.
También se los conoce como brotes y se caracterizan por su frescura, por su textura crujiente y por concentrar altas dosis de nutrientes. Esto último sucede porque se trata de alimentos vivos; son plantas en proceso de crecimiento.
Según investigaciones realizadas por la Universidad de Maryland, en el 2012, la germinación de una semilla puede llegar a multiplicar la cantidad de vitaminas y de enzimas en unas 40 veces, en comparación con el vegetal maduro.
Debido a su riqueza enzimática, precisamente, los brotes son más digeribles.
Las leguminosas en su estado normal, por ejemplo, contienen mayor cantidad de fitatos, un compuesto que impide la correcta asimilación de todos los nutrientes y son los responsables de los meteorismos; por ello se sugiere remojar el garbanzo o el fréjol, mínimo ocho horas antes de cocinarlos.
En el supermercado son comunes los germinados de soya y de alfalfa, pero también hay de lenteja, de fréjol, de girasol, de brócoli y más. Se consumen en sánduches, ensaladas, jugos o salteados.
La nutricionista Daniela Acosta apunta a que se los puede comer crudos o se los puede dorar en la sartén con un poco de aceite, sazonarlos con sal y ajo. También se los puede pasar por agua hirviendo, por un máximo de dos minutos.
Se les puede añadir color con cúrcuma o páprika. Así, los platos lucen más apetitosos.
En los germinados, además de vitaminas y enzimas, hay minerales y antioxidantes, nutrientes indispensables para el correcto funcionamiento del organismo. El hierro, por ejemplo, abunda en los brotes de alfalfa; mientras que el magnesio, zinc, potasio y fósforo están en los germinados de lentejas.
Por ese motivo, Julieta Robles, directora de la Escuela de Nutriología de la UIDE, sugiere alternarlos y combinarlos con la mayor cantidad de alimentos posibles para así obtener variedad de nutrientes. El equilibrio -dice- es clave para mantener una vida saludable.
Los germinados aportan beneficios a personas de todas las edades. Sin embargo, Robles aconseja evitarlos o reducir su consumo cuando el sistema inmunológico esté disminuido, pues existe el riesgo de que estén contaminados y, por eso, precisamente, sugiere cocinarlos antes de ingerirlos.
Las especialistas coinciden en que el proceso de germinación es sencillo, pero que para evitar la presencia de microorganismos es necesario extremar las medidas de higiene.
Los germinados se desarrollan bajo ciertas condiciones de temperatura y humedad.
Pasos para germinar semillas en casa
La producción es fácil. Primero, seleccione semillas sanas -de leguminosas, hortalizas o de granos de cereales-, lávelas y remójelas.
Déjelas en agua por alrededor de 12 horas. Ahora, lávelas y colóquelas dentro de un frasco de cristal con suficiente agua. Cúbralo con gasa.
Cambie el agua del proceso de germinación a diario, para evitar la proliferación de hongos. Los brotes estarán listos en una semana.
Lave los germinados antes de consumirlos. Es mejor pasarlos por agua hirviendo (dos minutos), para reducir el riesgo de contaminación.