El Burrito Sabanero es un villancico emblemático que ha resonado en las festividades navideñas de América Latina. Compuesto en 1975 por Hugo Blanco, la canción se inspira en la tradición musical venezolana y refleja el amor por la naturaleza y la cultura rural.
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Originalmente, Simón Díaz grabó una versión, pero su difusión fue limitada debido a que se trataba de un disco corporativo. Blanco, al darse cuenta del potencial de la canción, decidió que sonaría mejor con voces infantiles. Así, contactó al Coro Infantil Venezuela, dirigido por Raúl Cabrera, quien se encargó de realizar los arreglos musicales necesarios para un montaje coral, de acuerdo con la BBC.
Durante el proceso de selección de los niños para la grabación, Ricardo Cuenci, un pequeño de 8 años, fue elegido como solista. Su pasión por la música comenzó a una edad temprana, influenciado por su padre, quien formaba parte de una agrupación musical. En una anécdota memorable, Ricardo comenzó a tararear El Burrito Sabanero en los pasillos del estudio, lo que llevó a que los productores lo escucharan y decidieran incluirlo como voz principal, siguiendo con la misma fuente.
La participación del niño cantante de El Burrito Sabanero
Ricardo Cuenci no solo fue el solista; su interpretación aportó un toque auténtico y fresco a la canción. A pesar de su corta edad, mostró gran habilidad y carisma. Curiosamente, durante la grabación, no sabía pronunciar correctamente la “s”, lo que resultó en que la canción se registrara como “Burrito Tabanero”. Esta peculiaridad se convirtió en parte del encanto del tema, a decir de Infobae.
Lo más sorprendente de esta historia es que Ricardo no recibió compensación alguna por su interpretación. Años después, reflexionó sobre su experiencia: “Uno como niño nunca supo lo que estaba pasando. Solo cantaba porque me gustaba”, según cita la BBC.
Esta falta de reconocimiento monetario ha sido motivo de reflexión sobre la explotación infantil en el mundo del espectáculo.
El impacto de la canción
Desde su lanzamiento, El Burrito Sabanero se transformó rápidamente en un clásico navideño. La difusión inicial fue gracias a Raúl Cabrera, quien llevó el disco a las rockolas y tiendas de discos en Venezuela. A medida que la canción ganó popularidad, logró cruzar fronteras y resonar en otros países latinoamericanos, a decir de Infobae.
A lo largo de los años, El Burrito Sabanero ha sido interpretado por numerosos artistas internacionales y ha sido objeto de versiones modernas. Su ritmo alegre y su letra evocadora han hecho que se mantenga vigente como un himno navideño. En 2024, Billboard incluyó la canción entre las 100 mejores canciones navideñas de todos los tiempos, según BBC.
El legado cultural de El Burrito Sabanero es innegable. Se ha convertido en una pieza esencial del repertorio navideño en hogares latinoamericanos y entre comunidades hispanohablantes en Estados Unidos. La historia detrás de esta canción no solo celebra su éxito musical sino también resalta las historias humanas que a menudo quedan ocultas tras el brillo del espectáculo.
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