El Cotopaxi volvió a ser el mirador andino

Silueta del Cotopaxi al amanecer, proyectada sobre los Ilinizas. Fotos: Iván Vallejo

El andinista ecuatoriano Iván Vallejo define al Cotopaxi como “su volcán”. Es una relación de profundo enamoramiento, tanto, que para comprar su departamento en Quito, el requisito fue que la elevación se pudiera observar desde algún rincón.
Lo encontró. Y ahora, cada mañana, tiene el privilegio de verlo a lo lejos y recordarlo como quien mira una foto en la billetera y sabe que la distancia no acaba con el amor hacia un ser querido. Esa lejanía con su volcán la vivió por dos años, desde que en agosto de 2015 se prohibió el ascenso a la cumbre debido al proceso eruptivo del Cotopaxi.
Cuando el 4 de octubre de este año supo que se habilitó la ruta hacia la cima, quiso ser el primero en ascender. Al día siguiente se reencontró con su montaña consentida, en un día que él define como espectacular.
Aunque ya ha conquistado la cumbre del Cotopaxi más de 250 veces, Vallejo cuenta que esta ocasión fue sumamente especial. Al ver las fumarolas de vapor, el andinista dice haberse emocionado porque pudo sentir que su volcán estaba vivo.
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