17 tipologías de viviendas se muestran en el km 16 de la vía Santo Domingo-Quevedo. Foto: Juan Carlos Pérez/EL COMERCIO
En una planicie de dos hectáreas de la comuna Chigüilpe, se puede avistar el pasado y el presente de la arquitectura de la nacionalidad Tsáchila.
Hay 17 casas de diferentes dimensiones y con acabados modernos y antiguos, que fueron levantadas para mostrar las técnicas en la construcción de esta etnia de Santo Domingo de los Tsáchilas.
Se trata de un proyecto nuevo que el nativo Abraham Calazacón (nombre homónimo de un antiguo líder) erige en el kilómetro 12 de la vía Santo Domingo-Quevedo.
Su idea es que sea un museo turístico que permita dar a conocer al turista el tipo de construcciones que se dieron desde los antepasados Tsáchilas hasta las nuevas generaciones.
Una vivienda que se muestra es la de 7 m², de un piso y combinaciones entre la caña guadúa diseccionada en una especie de latilla y otras en forma tubular.
Este material ocupa casi el 80% del diseño entre el piso, la mampostería y las cuatro ventanas laterales. El techo mantiene la estructura clásica, con hojas de toquilla y ángulos de pambil.
El retoque de barniz que tiene toda la fachada le da un brillo que atrae miradas. Las bases de la casa se separan de la tierra por trozos de pambil de 25 cm. Eso le da una distancia del terreno y así se la protege de las lluvias y el lodo.
Calazacón señala que esta estructura fusiona las técnicas antigua y moderna. Para la primera, dice, se hizo un suelo elevado sobre viguetas y con una escalera frontal de tabla. Para la segunda técnica se incorporó mucho más latilla para permitir un confort agradable dentro de la casa.
En el lugar también hay casas que tienen paredes de cemento revestidas con caña. Este ensayo de construcción empezó hace tres años en la comuna Chigüilpe.
Los nativos cuentan que son de 5m² y, por lo general, se las erige en lugares de mayor pluviosidad.
El gobernador de la etnia Tsáchila, Javier Aguavil, asegura que estos proyectos turísticos busca guardar las costumbres de sus antepasados.
Un ejemplo: aún prefieren hacer sus mediciones con la cuarta de sus manos y con elementos propios del campo. Manuel Calazacón indica que se trata de una técnica basada en sus tradiciones más antiguas, en las que la precisión, incluso, se mide con el ábaco.