El parlamento o asamblea de Chandigarh, en el norte de India, muestra conceptos del funcionalismo. Foto: www.archdaily.com
Infinidad de personas -arquitectos o no- piensan que Charles-Edouard- Jeanneret-Gris, conocido como Le Corbusier, fue el mejor arquitecto que ha existido. Muchos otros no le ponen en la cima del Olimpo, pero reconocen que fue uno de los arquitectos más influyentes de la historia de la humanidad.
La Unesco se cuenta entre los admiradores de este suizo nacionalizado francés. Por esa razón, esta semana declaró 17 de sus obras Patrimonio Cultural de la Humanidad.
“Un lenguaje arquitectónico nuevo, que significó una ruptura con el pasado”, así calificó este organismo al trabajo del franco-suizo al realizar la declaratoria patrimonial, según cuenta la BBC de Londres. El Gobierno suizo saludó la decisión de la agencia dependiente de la ONU.
Le Corbusier nació en La Chaux-de-Fonds, Suiza, en 1887; se nacionalizó francés en 1930 y murió en 1965. Encabezó el desarrollo de la arquitectura moderna después de la Primera Guerra Mundial con el uso de hierro, concreto y vidrio. También, con atención a las líneas simples y la funcionalidad de los edificios, concepto que en su época no estuvo exento de polémica y por lo que fue bautizado como Brutalismo.
Sus 17 obras que son ahora Patrimonio Mundial se encuentran en siete países: Argentina, Francia, Bélgica, Suiza, Alemania, India y Japón.
Le Corbusier desarrolló un principio de edificios residenciales llamado ‘unidad habitacional’. El arquitecto pensaba que los bloques de viviendas eran la solución para reubicar a las masas que habían sido desplazadas durante la Segunda Guerra Mundial.
Uno de los ejemplos, explica Archdaily, es la Cite radieuse (Ciudad radiante), construida en Marsella, Francia, en 1952, y ahora también Patrimonio Mundial. Otro de los edificios incluidos en la lista es el parlamento o asamblea de Chandigarh, norte de la India.
La capilla católica Notre Dame du Haut, en Ronchamp, noreste de Francia, no podía quedar excluida. Tampoco la Villa Saboya parisina, dos íconos de su obra.
La lista incluye el monasterio de La Tourette, la casa La Roche – Jeanneret, el edificio Frugès, el edifico Molitor, la fábrica Claude y Duval, la cabaña de Le Corbusier, la casa de la cultura de Firminy, todos en Francia; la Petite Villa (pequeña villa) y el edificio Clarté, en Suiza; la Casa Curutchet, La Plata, Argentina…