Las caminerías de madera y las paredes de los locales son iguales a los puentes, corredores y casas de los chachis. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO
Una combinación entre el hormigón y pequeñas réplicas de antiguas casas de madera que se usaban en Esmeraldas, dan un toque de ancestralidad y tradición a la playa de Las Palmas.
Los pequeños bohíos de madera de 2×2 m emulan la forma de las viviendas de los pueblos Chachi y Afro, que se usan hasta el momento en la zona norte de la provincia Verde. Para el Arq. Marlon Guillén, esta es una muestra de la arquitectura vernácula que busca la combinación entre los diseños actuales, con el uso de la madera y materiales del medio.
Esas réplicas son una forma de mostrar una parte de la vieja Esmeraldas en el moderno malecón, en donde se invirtieron USD 50 millones, a través de la E.P. Flota Petrolera Ecuatoriana (Flopec).
Los quioscos de madera están matizados con el color característico de la caoba y un techo verde, que recuerda las hojas de rampira recién cortadas, que se suelen usar en las casas de campo para cubrirse del sol y la lluvia, así como en la elaboración de artesanías.
En ellos se pueden degustar comidas típicas bajo la sombra y sintiendo la brisa del mar. El arquitecto Luis Espinales explica que con la arquitectura moderna se busca, en los diseños, incorporar algo de la tradición que identifique las obras grandes que se ejecutan en cada zona.
Una de esas prácticas es el uso de materiales del medio, en el caso de Esmeraldas, caña guadúa, madera y conchas de moluscos para adornar. Espinales cree que en el caso de Las Palmas se ha querido mostrar esa parte de Esmeraldas que, tradicionalmente, construía sus casas con madera que existía en la zona.
Por eso, Felisa Quintero, una maestra de la población de El Cauchal, norte de Esmeraldas, se identifica con los quioscos de madera del balneario, porque tienen características similares a los que hacen rústicamente en su pueblo.
Constructores de este tipo de obras, como Gualco Ramírez, dicen que cada vez hay mayor demanda para replicar las construcciones típicas esmeraldeñas, como ocurre en el Malecón de Las Palmas.