El edificio está ubicado en la colina de Turi. Desde allí se divisa Cuenca. Foto: Cortesía de Juan Alberto Andrade
La página de arquitectura más leída del mundo ArchDaily, por séptimo año consecutivo, realiza el concurso Building of the Year (edificio del año). Sus lectores evalúan más de 3 000 proyectos en el mundo en 14 categorías y los ganadores serán anunciados el próximo martes.
El proyecto Covalco, ubicado en el sur de Cuenca, fue uno de los nominados en la categoría Oficinas, aunque no quedó entre los seleccionados para el concurso final. El arquitecto, Paúl Vázquez, de la firma INAI, recibió un correo electrónico informando esta participación. Le pidieron fotografías, las memorias técnica, descriptiva y decorativa y los planos básicos.
Es un edificio para oficinas que fue pensando en varios parámetros, pero el principal fue su ubicación geográfica. Turi es un mirador natural de Cuenca y desde allí existe un dominio visual de la explanada donde se asienta Cuenca.
Por ello, la fachada norte tiene grandes ventanales y un estilo más contemporáneo. En cambio, las ventanas de la fachada sur son más pequeñas para dar mayor privacidad porque da hacia la vía rápida Cuenca-Azogues.
Según Vázquez, hacia el lado sur, la fachada tiene características formales que evocan la arquitectura cuencana con cubiertas inclinadas, tendencia en la capital azuaya durante la década de los 70.
Él buscó mantener la armonía entre las dos fachadas y lo logró a través de diferentes métodos, uno de ellos la unificación de los materiales. Al principio se propuso el uso de la madera para las fachadas, pero se cambió de idea porque el proceso de mantenimiento se complica en un edificio de 1 200 m² de construcción, incluidas las terrazas.
Por ello, optó por materiales de bajo mantenimiento como el hormigón buzardeado, visible en muchas estructuras. También usó piedra pizarra lisa cuadrada (45 x 45 cm). La madera natural se reemplazó por cerámica maderada, que fue colocada en varios espacios. Solo los lugares que están menos expuestos a las variaciones climáticas fueron cubiertos con madera natural.
El área interior, sin las terrazas, tiene cerca de 800 m² en cuatro pisos. El sótano sirve para parqueaderos y bodega. En la primera planta alta funcionan oficinas, bodegas, aulas de capacitación y una sala de espera. La segunda, por su ubicación, es el punto de acceso principal debido a la topografía del terreno. Los dos primeros pisos tuvieron que acomodarse a la colina.
A la segunda planta alta se accede por una escalinata exterior y, desde allí, se baja a los dos primeros niveles y se sube a la guardilla donde funciona la Gerencia General. Según Vázquez, el edificio tiene una estructura combinada. Casi toda la parte horizontal es metálica y las estructuras verticales son de acero y hormigón. Los ingenieros estructurales prefirieron este formato porque las luces o longitudes son muy amplias.
En la parte exterior se destaca un volado de ocho metros de longitud, que da la sensación de ser más grande de lo que en realidad es. “Eso se logró con la ubicación de columnas, que están escondidas detrás de otros paneles”, revela el arquitecto cuencano.
La cubierta tiene una estructura metálica y hay una suerte de combinación de techos inclinados y losas planas. Estas se van sobreponiendo y contraponiendo y ofrecen una imagen dinámica.
Para el interior también se pensó en un mantenimiento más fácil y rápido, señala Vázquez. Por ello, se utilizaron porcelanato gris para el sótano, maderado para el primer piso alto, negro para el segundo y granito negro para la guardilla. Los revestimientos verticales tienen madera, cerámica y hormigón visible.
Según Vázquez, se usó mucha luz indirecta y otra que sale desde el piso hacia el techo. El manejo de la iluminación natural fue un reto porque este edificio está orientado de norte a sur y no tiene grandes ventanales al este y al oeste, que posibiliten el ingreso de los rayos del sol. “Tuvimos que usar elementos artificiales para mejorar la iluminación”.